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Leyendas directivas: mitos y miedos sobre el liderazgo

Debido al nivel de responsabilidad y a las decisiones críticas que implica estar al frente de una organización, el liderazgo suele ser un arte tan venerado como malentendido. A menudo, la imagen que se tiene de un líder está distorsionada por mitos que encumbran una serie de expectativas irreales y por miedos que acechan tanto a aspirantes como a directivos experimentados.

La idea de que liderar una compañía requiere poseer características sobrehumanas, energía inagotable o una personalidad infalible ha desalentado a muchas personas con un gran talento para la dirección de empresas y ha perpetuado una cultura donde el error y la vulnerabilidad son vistos como debilidades.

Desafiar estas narrativas y desentrañar los temores y las creencias más arraigadas nos proporciona una perspectiva más realista y accesible sobre lo que realmente significa gestionar organizaciones. Una puerta abierta hacia un liderazgo más inclusivo, íntegro y eficaz, que valora la autenticidad sobre la perfección y que es capaz de inspirar y transformar en un mundo en constante cambio.

Los 5 mitos del buen líder

En una sesión con antiguos alumnos del IESE, el profesor Santiago Álvarez de Mon desmitificó las percepciones erróneas y los temores que más suelen condicionar la labor de los directivos, y dio algunas recomendaciones para superarlos:

1. Un control estricto garantiza la productividad

Muchos directivos creen que controlar rigurosamente cada aspecto del trabajo de sus empleados es clave para mantener unos niveles de productividad elevados. No obstante, esta visión es contraproducente. Microgestionar puede sofocar la creatividad y la motivación de tu equipo y, a medio plazo, suele provocar un fuerte desgaste personal y profesional entre los empleados. Por eso, la confianza y la capacidad de delegar responsabilidades son habilidades cruciales para un directivo.

  • Fomenta un ambiente donde tus colaboradores se sientan empoderados para tomar decisiones y aportar ideas propias.

2. El cargo me da autoridad como líder

Este es uno de los mitos más persistentes en el ámbito directivo. Se suele pensar que el poder de un líder emana de su posición jerárquica. Sin embargo, la verdadera autoridad se basa en tu capacidad de influir y en la confianza que generas en tu equipo. Tu título puede darte poder formal, pero la autoritas real viene del respeto y de la credibilidad que construyes día a día.

  • Pregúntate: ¿Tus empleados te siguen porque deben o porque quieren?

3. Un buen jefe nunca debería despedir a nadie

Este mito puede ser uno de los más dañinos. Creer que nunca debes despedir a nadie para que te vean como una buena persona puede llevarte a mantener en tu equipo a personas que no encajan, que no desempeñan su trabajo adecuadamente o que incluso tienen actitudes nocivas para la empresa. Esto no solo perjudica a la organización a nivel productivo, también afecta a la moral del resto del equipo. Saber cuándo ha llegado el momento de despedir a alguien es una habilidad crucial para un líder, aunque siempre deba hacerse con integridad y respeto.

  • Sé justo y asegúrate de que la actitud y el rendimiento de cada empleado están alineados con los objetivos y los valores de la compañía.

4. Nadie puede darme feedback

Algunos directivos piensan que dar feedback es suficiente y que, en cambio, recibirlo puede ser una señal de debilidad o de falta de capacidad. Sin embargo, lo cierto es que el feedback es una herramienta bidireccional indispensable para el crecimiento personal y el desarrollo profesional de cualquier perfil dentro de una empresa, incluidos los líderes.

  • No temas pedir la opinión de los demás. Demostrarás tu compromiso con el aprendizaje continuo y, además, fortalecerás la relación con tus colaboradores, quienes valorarán tu disposición a mejorar y a escuchar sus opiniones.

5. El éxito solo se ve en los resultados financieros

Es fácil caer en la trampa de medir el éxito exclusivamente en términos de beneficio económico y de objetivos cumplidos. No en vano, los KPIs forman parte del día a día de cualquier departamento y muchas veces condicionan los complementos salariales que acabarán percibiendo los directivos a final de año.

Aun así, el liderazgo auténtico va mucho más allá de los números. El impacto positivo que tienes en las vidas de tus empleados, la cultura organizacional que construyes y la ética con la que diriges son igualmente importantes. Un líder exitoso se define por su capacidad para inspirar, motivar y guiar a su equipo hacia un crecimiento integral y sostenible.

  • Plantéate: ¿Qué legado estás dejando en tu organización y entre tus colaboradores?

Los 3 grandes miedos del directivo

1. Estoy solo al frente de la empresa

La soledad del liderazgo es un sentimiento común, pero no debe ser una carga insuperable. Aunque habrá algunas decisiones importantes que acabarás tomando solo, puedes construir una red sólida de aliados en la que apoyarte en momentos clave. Busca mentores, participa en comunidades profesionales y no dudes en compartir tus dudas y desafíos con otros líderes. La colaboración y el networking son clave para superar la soledad y enriquecer tu estilo de liderazgo.

2. Mis empleados están desmotivados y no sé cómo recuperarlos

Un equipo desmotivado puede ser el reflejo de problemas más profundos en la organización. La clave está en entender las causas de esta situación y abordarlas. ¿Tus empleados se sienten escuchados y valorados? ¿Tienen claras sus metas y objetivos? ¿Sus funciones encajan con sus intereses?

Implementar una comunicación abierta, reconocer los logros y ofrecer oportunidades de desarrollo profesional puede revitalizar el espíritu de tu equipo. Un líder inspirador es aquel que sabe encender la chispa del entusiasmo y fomentar el compromiso entre sus colaboradores.

3. Intento mostrar empatía, pero no conecto con mi equipo

Actualmente, la empatía es una habilidad esencial en arte del liderazgo, pero actuar de manera empática puede resultar desafiante, especialmente para aquellos directivos acostumbrados a un estilo de gestión más autoritario. Para llegar a conectar verdaderamente con tu equipo, en primer lugar, debes esforzarte por comprender sus perspectivas y sus preocupaciones.

Pero la empatía no es solo escuchar, sino también actuar en consecuencia, siendo transparente respecto hasta dónde puedes llegar. Cuando tus empleados ven que te preocupas genuinamente por ellos y que estás dispuesto a hacer cambios en base a sus necesidades y sus opiniones, es más fácil construir un ambiente de confianza y colaboración.

 

Desmontar los mitos y afrontar los miedos más comunes puede transformar la manera en que lideras y cómo te perciben tus colaboradores. En el IESE, creemos en un liderazgo auténtico que va más allá del éxito individual y que se centra en servir y desarrollar a los demás. La clave para ser un buen líder radica en el autoconocimiento y la autogestión. Conocer tus fortalezas y debilidades, gestionar tus emociones y mantener una actitud de aprendizaje continuo es esencial para dirigir de manera más efectiva, con integridad y empatía.

Los programas para directivos del IESE están diseñados para ayudarte a desarrollar estas habilidades críticas. Aprenderás a conectar mejor con tu equipo y lograrás tener un mayor impacto en la organización.

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