Hace años que sueñas con esta oportunidad. Es el sector que más te gusta, una empresa con la que conectas y un puesto al que siempre has aspirado. Por fin se han fijado en tu perfil y te han citado para una entrevista. Pero, aunque tienes las habilidades, la experiencia y los conocimientos necesarios para asumir el cargo con garantías, solo de pensar en sentare cara a cara con la persona que va a valorar si merece la pena contratarte o no, ya empiezas a sentir el sudor en tus manos.
Entrevistas de empleo: 3 claves para llegar preparado al ‘día D’
Según Lassi Albin, miembro del Executive Coaching Team del IESE, en la gestión de cualquier carrera profesional hay principalmente tres partes:
- Descubrir qué quieres hacer y qué se te da bien.
- Buscar la formación que necesitas y un empleo que encaje con tus aspiraciones.
- Afrontar el proceso de selección y la entrevista.
Y aunque en realidad el tercer punto es la guinda a todo este proceso, muchas veces le dedicamos menos atención de la que merece.
Hay muchos factores de un proceso de selección que jamás podrás controlar, pero si en tu próxima entrevista quieres sacar a relucir todo tu potencial, solo existe una receta que puedas seguir: la preparación.
1. Infórmate
Obtén tanta información como puedas sobre la empresa y también sobre la entrevista. Intenta averiguar quién te va a entrevistar, sus perfiles, qué horario, qué partes y qué pruebas habrá, qué tendrás que demostrar, en qué valores se inspira la compañía, cuál es su misión y sus objetivos a corto y a largo plazo, qué resultados han obtenido en el último año… Todo lo que sepas de antemano te dará ventaja el día de la entrevista.
2. Cuida tu aspecto y tu entorno
Ya sea una entrevista online o presencial, a nivel psicológico la imagen que transmites es fundamental. Vístete con el mismo estilo que va a llevar la persona que te entrevista, busca la manera de averiguarlo y organiza tu ropa unos días antes para reducir el estrés de los preparativos.
Si haces la entrevista desde casa, asegúrate de que tu entorno se vea limpio y ordenado. Opta por un fondo real y no virtual – puede dar más problemas técnicos –, y confirma que estás en un sitio seguro, tranquilo, silencioso, con buena luz y conexión estable a internet.
3. Vigila tu lenguaje corporal
Hay otros aspectos de nuestra comunicación que a veces no tenemos en cuenta pero que vale la pena practicar por el fuerte impacto que acaban teniendo en nuestro interlocutor:
- Primero, intenta mirar a los ojos de la persona con la que hablas en todo momento y demuestra que le estás prestando atención.
- Evita interrumpir a tu entrevistador, algo que puede ocurrir con cierta facilidad en conversaciones virtuales y que puede resultar muy molesto. Deja un breve silencio al final de su frase para empezar a hablar.
- Cuando estés en una entrevista online, no tengas papeles con notas sobre tu mesa. Si necesitas tener información escrita para recordar datos, usa post-its alrededor de la cámara de tu pantalla y así no desviarás la mirada.
Las 6 preguntas más habituales en una entrevista de trabajo y cómo responderlas
¿Qué sabes sobre esta empresa? ¿Por qué crees que eres el candidato ideal? ¿Por qué te interesa esta posición? Hay infinidad de preguntas que pueden surgir en una entrevista de trabajo y seguramente no puedes prevenirlas todas. Pero hay algunas especialmente recurrentes – y en ocasiones complejas – que sí que puedes preparar y ensayar con antelación.
1. La pregunta estrella: háblame de ti
Suele ser una de las primeras preguntas que surgen en una entrevista de empleo, ya que ayuda a romper el hielo y permite a tu entrevistador conocerte un poco mejor.
¿Qué evitar?
No hagas un repaso exhaustivo de tu CV. En la empresa ya han visto tu perfil y te han llamado porque les interesas, así que no es el momento de recitar un listado, sino de presentarte.
¿Qué responder?
La mejor opción es que plantees la respuesta como una historia inspiradora:
- Resume tu vida con toques personales y destaca los pasos más importantes que has dado: dónde has vivido, por qué te formaste en tu especialidad o por qué empezaste a trabajar donde lo hiciste.
- Añade algún detalle de las posiciones más importantes que has ocupado en tu carrera y un par de logros que encajen con lo que se pide en el puesto al que aspiras.
- Acaba diciendo que estas son tus habilidades, que esta es tu experiencia y que por eso estás aquí: porque crees que encajas en este trabajo y en esta compañía, así darás más coherencia a tu discurso.
Y si no te sientes del todo seguro, grábate antes practicando esta respuesta. Es la historia de tu vida y nadie la conoce mejor que tú.
2. La pregunta trampa: tus debilidades
Antes de responder, plantéate por qué tu interlocutor te está haciendo esta pregunta. Probablemente, lo que más le interesa no son tus debilidades concretas, sino comprobar si quieres mostrarte abierto, honesto y sincero en esta conversación: verificar si tienes algo que esconder y si te sientes a gusto con cómo eres en todos los aspectos de tu personalidad.
¿Qué evitar?
- Lo que nunca deberías hacer es decir que no tienes ninguna debilidad o que no se te ocurre nada, ya que darás a entender que no te has preparado adecuadamente.
- Tampoco camufles una debilidad en forma de fortaleza, como decir que estás muy “enfocado en el detalle”. Eso solo demuestra que quieres salir airoso con algo que te hace quedar bien, cuando lo que la empresa quiere comprobar es que eres humano.
- Intenta no destacar como debilidad ninguna de las habilidades clave para la posición que se ofrece, simplemente escoge otra que no te perjudique. Y evita hacer una lista interminable de cosas que se te ocurran para mostrarte muy transparente.
¿Qué responder?
Lo más efectivo es que escojas una o dos debilidades y las expliques bien:
- Enúnciala y da un contexto: dónde sucede, cuándo y qué consecuencias tiene un tu trabajo.
- Explica qué estás haciendo para superarla y qué resultados estás teniendo.
- Y deja claro que, a pesar de tus esfuerzos, aún tienes mucho camino por delante para seguir mejorando.
3. La pregunta incómoda: tus expectativas salariales
Nunca acudas a una entrevista sin conocer de antemano el mercado y el valor que tiene tu perfil en ese puesto específico y en ese sector. Hoy en día tienes multitud de herramientas para averiguarlo, pero, si lo necesitas, también puedes contactar a personas que trabajen en esa compañía.
¿Qué evitar?
De entrada, procura evitar la pregunta en las primeras rondas del proceso de selección. ¿Cómo?
- Deja clara tu afinidad con la compañía, tu interés en la posición y tu conexión con los valores de la empresa, pero argumenta que aún necesitas saber más sobre el proyecto, el equipo y las responsabilidades que tendrás.
- Razona que en las últimas etapas ya estarás en una posición más adecuada para dar una cifra exacta.
¿Qué responder?
Cuando llegue el momento, huye de los rangos salariales:
- Si planteas una horquilla, ya sabes qué parte va a escoger la empresa: ellos solo escucharán la inferior y tú te irás decepcionado.
- Para proponer un número concreto, piensa en un sueldo con el que te sientas a gusto y añádele entre un 5% y un 10%.
4. La pregunta práctica: ¿por qué te interesa esta posición?
Si estás aplicando a una posición pensando que en dos o tres años aspirarás a un puesto superior, puedes tener desventaja respecto a aquellos candidatos que desean este empleo con verdadera pasión.
Para no transmitir que estás en un mero trámite de tu trayectoria profesional, piensa que, si aspiras a este trabajo en este momento de tu carrera, es porque necesitas aprender algo de esta nueva experiencia y que, por tanto, es el mejor lugar en el que puedes estar hoy para pasar al siguiente nivel.
Si quieres tener más claras tus motivaciones, te proponemos un ejercicio que te puede ayudar.
5. La pregunta abierta: ¿y tú, quieres preguntar algo?
Esta pregunta suele venir hacia el final de la conversación, cuando ya has tenido cierto margen para ver cómo es la persona que tienes delante:
- Si es alguien a quien le gusta hablar, pregúntale sobre su propia experiencia: “por qué viniste a esta empresa” o “qué es lo que más te gusta de trabajar aquí” te darán una visión más cualitativa de la compañía y te ayudarán a crear una buena conexión con tu interlocutor.
- En cambio, si tienes delante a alguien más analítico o introvertido, plantéale cuestiones más prácticas. Para que no te quedes en blanco, ahí van algunas ideas:
- ¿Por qué está abierta esta posición?
- ¿Cómo se valorará mi rendimiento?
- ¿Qué esperáis que consiga la persona en este puesto durante los próximos seis meses?
- ¿Qué objetivos tiene la compañía para los próximos cinco años?
- ¿Cómo es el proceso de bienvenida de los nuevos empleados?
6. La pregunta inesperada: cuando te quedas en blanco
Por mucho que hayas practicado, a veces ocurre. Te quedas en blanco en el momento más inesperado, buscando una información en tu mente que no aparece o simplemente sin ideas sobre qué decir.
Lo mejor que puedes hacer en estos casos es tomarte una pequeña pausa y darte un respiro. No llenes el silencio con lo primero que se te venga a la cabeza. Aguanta y piensa durante cinco o 10 segundos, está perfecto. Y usa ese tiempo para construir una respuesta breve y esquemática.
Comprende y gestiona a tu peor enemigo en una entrevista de trabajo: los nervios
Ya seas un alto directivo o un junior recién salido de la facultad, es muy probable que todas las entrevistas de trabajo que hagas en tu carrera estén marcadas por el nerviosismo. ¿Por qué?
- Para Lassi Albin, aunque hoy en día cambiamos de trabajo más a menudo, “no estamos acostumbrados a exponernos a la presión y a las emociones que se generan en una entrevista”.
- Además, hay mucho en juego: no se trata solo de conseguir un empleo, sino que inevitablemente afecta a aspectos mucho más profundos y personales como nuestra familia, seguridad, estabilidad, estilo de vida o identidad.
- Y, finalmente, es una situación que se practica siempre en vivo y en directo, y que tiene muchísimas variables que jamás podremos llegar a ensayar al 100%.
Ahora que ya conoces el origen de esta inquietud y que sabes que es algo normal, puedes poner en práctica algunas estrategias para vivirla con algo más de calma:
- Piensa que quien te ha llamado para la entrevista te ha escogido a ti antes que a otras personas. Estás ahí porque te quieren, por el valor que puedes aportar.
- Si es el momento más importante de tu carrera, practica antes el trayecto que tendrás que hacer para llegar la empresa. Familiarízate con el entorno y los accesos y evita ese nerviosismo añadido el día de la entrevista.
- No practiques a última hora, tómate tu tiempo para prepararte y deja que tus nervios descansen. Hacer ejercicio y comer sano y ligero ese día también puede ayudarte a sentirte más cómodo.
- Habla antes de la entrevista para entrar con un ánimo más comunicativo y relajado. Charla con la persona de recepción, con alguien que te cruces en un pasillo… lo que sea para evitar esa media hora de soledad, ansiedad y silencio en una sala de espera.
En los programas de formación directiva del IESE potenciarás tus fortalezas como líder y perfeccionarás todos los pasos necesarios para afrontar con éxito tu próxima meta profesional. Eso sí, antes tendrás que haber superado con éxito una entrevista. Ahora ya sabes cómo.