Un endowment, o fondo de dotación, requiere una gestión un tanto diferente al de una cartera tradicional. Si bien muchos principios válidos para la gestión eficaz de cualquier fondo también valen para la gestión de un endowment, este último tiene características diferenciales que llevan a la consideración de factores que no son relevantes –o lo son en menor medida– para otras carteras.
En primer lugar, un endowment tiene donantes. Esto implica, por un lado, que los donantes pueden imponer ciertas restricciones a la cartera como, por ejemplo, que no se invierta en empresas de tal o cual característica. Por otro lado, y como se suele dar el caso de que los donantes típicamente quieren estar informados sobre la performance del endowment, se debe elaborar un reporte periódico que sintetice el retorno, riesgo, cartera, y otras características relevantes del fondo.
En segundo lugar, la institución que patrocina el endowment frecuentemente espera que el fondo contribuya una cantidad periódica a dicha institución para financiar sus gastos corrientes. Esto implica que el endowment tendrá que generar como mínimo la cantidad anual esperada, lo que a su vez puede imponer ciertas restricciones en la cartera y los activos que la componen.
En tercer lugar, si un endowment es exitoso como generalmente se espera que sea el caso, crecerá sustancialmente a lo largo del tiempo, tanto a través de donaciones, como de retornos, lo que puede llevar a la consideración de activos alternativos más allá de las clases de activos tradicionales como la renta variable y la renta fija. No es inusual que un endowment tenga en su cartera hedge funds, private equity, o venture capital, algo que típicamente complica la gestión del fondo. Esto es así porque elegir entre estos fondos resulta ser bastante más complicado que elegir entre fondos de inversión, o fondos indexados, o fondos cotizados (ETF).
Podríamos seguir, pero está claro que gestionar un endowment requiere más trabajo, más conocimiento y más dedicación que gestionar un fondo de inversión o una cartera individual. Y esto es cierto no solo en la selección de activos (asset allocation) sino también en la elección de productos (security selection).
La selección de activos de un endowment suele tener que ir más allá de la renta fija y la renta variable e incluir activos alternativos; tiene que garantizar la generación de los fondos suficientes requeridos por la institución que lo patrocina; y puede tener que mantener unas proporciones determinadas entre clases de activos sugeridas o dictadas por el riesgo que están dispuestos a asumir los donantes y la institución patrocinadora.
La elección de productos de un endowment no sólo tiene que tener en cuenta el coste de los mismos, como es el caso en la gestión de cualquier cartera, sino además la necesidad de incluir productos alternativos y, en ciertos casos, también exposición a inversiones inmobiliarias. Asimismo tiene que tener en cuenta las posibles restricciones que puedan imponer los donantes relativas a la exclusión de empresas con determinadas características, o la inversión en empresas con determinados criterios de sostenibilidad.
Para ayudar a todas las personas involucradas en la gestión de endowments, en el IESE hemos desarrollado el programa Gestión de endowments y fondos institucionales, que contempla todos los aspectos relevantes a tener en cuenta en esta difícil tarea.