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El sentido de la moda
Emprendedoras del sector de la moda trabajan para que su ropa deje una impresión positiva, tanto en las personas como en el planeta
Cada vez surgen más empresas que utilizan materiales orgánicos o reciclados, reducen la cantidad de agua y productos químicos e implementan los pedidos bajo demanda para reducir el inventario redundante y los desechos.
19 de abril de 2021
La moda es una de las industrias más contaminantes del mundo. El modelo de negocio de la llamada “moda rápida” es dañino para el medioambiente, incluso antes de que la ropa en sí esté terminada. Casi el 75% de los desechos –contando el uso del agua, la tala y los procesos químicos– se crean durante la producción de las prendas, según el informe de McKinsey Fashion on Climate. Otro 20% de los residuos se genera a consecuencia de su utilización, como en el lavado, que libera toneladas de microfibras de plástico a los océanos. La Fundación Ellen MacArthur sugiere que el concepto del reciclaje no está a la altura de las expectativas, pues menos del 1% del vestuario se recicla para producir de nuevo prendas de vestir. Cada segundo, se tira o incinera el equivalente a un camión de basura cargado de ropa.
A pesar de ello, los clientes siguen insatisfechos. En el armario promedio, el 20% de las prendas se usan el 80% del tiempo. Es la famosa regla 80-20.Es decir, las compras no son duraderas ni prácticas.
Al mismo tiempo, cada vez más consumidores eligen comprar menos, pero con criterio, ya sea invirtiendo en calidad, aprendiendo a preservar mejor la ropa –como antaño– o adoptando el concepto de “armario cápsula”. Otros compran solo artículos de segunda mano, y rescatan, donan o intercambian los que languidecen en el fondo de su armario.
Como respuesta a estas preferencias cambiantes, surgen empresas que, mediante técnicas nuevas o reinventadas, hacen que la moda sea más sostenible. Utilizan materiales orgánicos o reciclados, reducen la cantidad de agua y productos químicos e implementan los pedidos bajo demanda para reducir el inventario redundante y los desechos. Algunas marcas reinvierten sus ganancias en iniciativas socialmente responsables.
Presentamos a unas emprendedoras cuyos negocios promueven formas más sostenibles y éticas de disfrutar de la moda. Aunque hayan comenzado a pequeña escala, tienen grandes planes de futuro.
Una empresa social
BLSSD: moda sostenible para dar las gracias
Lys y Lama Riachi
Lama Riachi, una directora creativa libanesa que vive en Dubai, superó un cáncer. La experiencia la motivó a formar un grupo de apoyo sobre este tipo de enfermedad dedicado a los inmigrantes. En la región hay mucha economía sumergida y muchos carecen de atención médica y apoyo, ya que están lejos de su familia y hogar. Ella y su hermana, Lys Riachi (GEMBA ‘19), crearon la marca BLSSD para brindar apoyo financiero a su grupo de ayuda, al que llaman “Blessed (together)”.
BLSSD incluye colecciones de lujo con influencias de la moda urbana. La marca está imbuida de sostenibilidad: se centra en prendas de vestir que son distintivas, pero lo bastante neutras como para combinarlas en cualquier temporada. Además, saca colecciones limitadas para controlar el inventario y resalta la necesidad de concebir la ropa como una inversión especial y duradera, en lugar de desechable y basada en tendencias. Por añadidura, prioriza el uso del cuero vegano y los materiales orgánicos.
BLSSD sigue evolucionando, y ha participado en la Semana de la Moda Árabe y la de París. Al mismo tiempo, apoya a los inmigrantes afectados por el cáncer a través de su fundación. Así, los ayuda a acceder a tratamientos y, en casos terminales, financia las reagrupaciones familiares.
Las hermanas Riachi aspiran a tener una marca 100% sostenible en unos pocos años. Mientras tanto, continúan su misión bajo el lema de Pret-a–gratitude.
BLSSD
#PretAGratitude
@___blssd___
Reciclaje creativo
ReInvent: ¿qué hay de nuevo, viejo?
Vibha Kothari
Originaria de Mumbai, Vibha Kothari (MBA ‘19) se basó en su experiencia personal para crear ReInvent, con sede en Barcelona. Se sentía consternada por la cantidad de prendas desactualizadas y apenas utilizadas de las que disponía, por lo que se dispuso a alterarlas para darles una nueva vida. Los resultados de este upcycling –es decir, el acto de reutilizar productos de un modo creativo– la inspiraron a convertir el concepto en un servicio.
Al principio, su mayor obstáculo fue el prejuicio de que la moda sostenible tiene que ser cara. Le tomó un tiempo conseguirlo, pero Kothari subraya que, cuando se trata de upcycling, una vez que los clientes ven los resultados, suelen regresar a por más.
En manos de ReInvent, las camisas de oficina se convierten en bonitas faldas, y los vaqueros y los suéteres renacen convertidos en chaquetas exclusivas. El equipo de Kothari ha llegado a realizarle una cirugía a un vestido de novia, creando múltiples prendas a partir de una sola, famosa por llevarse una única vez.
A nivel mundial, percibe un interés creciente en la moda sostenible: “En parte, proviene de los medios de comunicación, que nos hacen conscientes de dónde se fabrica y cómo influye alrededor del mundo”.
Está convencida de que la sostenibilidad es el futuro de la moda. “Eso no significa que vaya a aplicarse a todo, sería muy difícil. No se trata de negarse a comprar prendas nuevas. Ahora bien, hay muchas formas de mejorar el impacto de la moda en las personas y el planeta: desde un mayor uso de materiales orgánicos hasta el upcycling para reinventar los excedentes”.
Kothari quiere crear una gama de prendas para el hogar en asociación con proveedores de existencias sobrantes. Asimismo, le interesa la IA como medio para escalar el negocio y eliminar el empaquetado.
ReInvent
#modasostenible
@reinventupcycling
Economía circular
A Fine Circle: ropa duradera para niños
Danielle Francis
La ropa infantil puede suponer menos que la de los adultos en términos de participación de mercado (casi un 16% antes de la pandemia), pero está creciendo debido a una mayor población y al mayor reconocimiento de marca por parte de padres e hijos. Es una industria valorada en unos 252 mil millones de dólares anuales.
Lo que le falta de cuota de mercado lo tiene de huella medioambiental. Los niños se hacen mayores –cambian de tamaño hasta seis veces en sus dos primeros años– y en muchos casos dejan de utilizar los productos mucho antes del final de su vida útil. Por otro lado, los padres que anhelan moda sostenible tienden a echarse atrás al ver los precios; sobre todo, porque saben lo poco que les durará.
La estadounidense Danielle Francis (MBA ‘18) decidió poner en marcha la tienda online A Fine Circle cuando el problema salpicó a sus amigos con hijos. “Mi objetivo es que la ropa tenga mayor utilidad e influir en el diseño a largo plazo”, apunta. La idea es revender productos infantiles premium, de lujo o sostenibles. Así, se basa en la ropa de uso diario, pero sin olvidarse de la deportiva y otras de uso específico.
A Fine Circle proporciona tecnología para la venta, seguimiento y rastreo de los productos. De ese modo, los clientes conocen el impacto positivo de sus compras y las marcas pueden ver cuán duraderas son las prendas.
Francis piensa que las marcas querrán asociarse con ella para lanzar sus propias iniciativas de venta de segunda mano. A largo plazo, pretende cambiar la industria desde dentro con alianzas estratégicas que propicien la economía circular.
“Si queremos que la ropa de segunda mano para niños sea un éxito, debe estar bien hecha y durar. Queremos que las marcas adopten esa idea. A las que ya lo hacen, les proporcionamos tecnología para monetizar sus productos de segunda mano”.
“Es importante que las familias sepan que hacen bien en tratar de ser sostenibles en el día a día”, señala Francis. Su objetivo es que disfruten de su ropa premium preferida, y que la huella ecológica de los niños corresponda a su verdadero legado.
A Fine Circle
#afinecommunity
@afinecircle
Esta entrevista también aparece en IESE Business School Insight #158.
Ver también: Las 9 ‘r’ de la economía circular