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¿Qué relación hay entre energía y migración?
El IESE y la Fuel Freedom Foundation analizan la pobreza energética en África
15 de junio de 2018
Destino Europa. Todos los años, miles de africanos se embarcan en viajes desgarradores huyendo de la pobreza y la falta de oportunidades de sus países, un influjo que no solamente supone una crisis humanitaria, sino que también está poniendo a prueba el sistema sociopolítico europeo.
“Si no se hace nada para mejorar la vida en África, el boom migratorio en Europa no cejará en los próximos diez años”, advierte Joseph “Yossie” Hollander, cofundador y presidente de Fuel Freedom Foundation. Con el tema “Afrontando la crisis migratoria en la UE: el progreso energético del África subsahariana”, el IESE reunió a un grupo de expertos de primer orden en el campus de Múnich para arrojar luz sobre la situación y estudiar cómo podría paliarla el fomento del emprendimiento en África.
Según Hollander, una de las raíces del problema que lleva a los jóvenes africanos a buscar oportunidades fuera del continente es la pobreza energética, que afecta a cuatro áreas:
1.Transporte. Todos los productos, desde los alimentos básicos hasta la ayuda humanitaria y las medicinas, resultan más caros por el coste inflado del combustible.
2.Fertilizantes. Las bajas cosechas y la escasez de alimentos se deben a la falta de fertilizantes asequibles.
3.Combustibles para cocinar. En África se utiliza la madera y la biomasa para cocinar alimentos. Además de agravar la deforestación, el uso de estos combustibles provoca enfermedades relacionadas con la contaminación del aire.
4. Electricidad. En las zonas rurales, la mayor parte de la electricidad se produce con generadores de gasóleo y gasolina. Ambos carburantes contaminan y son caros, además de que el suministro no es fiable.
Los países más afectados son los subsaharianos. Para la Fuel Freedom Foundation, la solución a largo plazo no radica en la ayuda humanitaria, sino en la creación de iniciativas con empresarios locales. “Saben lo que funciona y lo que no en sus países y son los únicos que pueden crear los sistemas más adecuados”, aseguró Hollander durante el evento.
El objetivo es fomentar enfoques de negocio escalables que aborden estos problemas en origen y ofrezcan oportunidades económicas a millones de africanos. Por ejemplo, inversiones en negocios de combustibles para cocinar limpios, proyectos de generación de electricidad y producción local de combustibles y fertilizantes. La Fuel Freedom Foundation aporta hasta el 30% del capital inicial, mientras que el resto debe ser financiado por inversores africanos.
El IESE, socio de la Fuel Freedom Foundation
Con el fin de impulsar la creación de empresas, el IESE y la Fuel Freedom Foundation han desarrollado cursos de formación para directivos. En el IESE, de estas actividades se encarga la Cátedra Fuel Freedom de Energía y Desarrollo Social. El profesor Ahmad Rahnema, titular de la cátedra, fue muy claro al respecto: “No hay desarrollo posible sin energía. La pobreza es consecuencia de los problemas que existen en ámbitos como las infraestructuras, la economía de mercado, la regulación y la corrupción. Trabajar en estos ámbitos contribuye a aliviar la pobreza y a mejorar la calidad de vida de las personas”.
Hasta la fecha se han ofrecido cursos de formación para directivos en dos países: Kenia (marzo de 2017) y Costa de Marfil (mayo de 2018). Entre los participantes se encuentran líderes gubernamentales, empresarios y emprendedores del sector privado y de ONGs.
El estudio de casos aplicables a mercados concretos es el método de enseñanza empleado en estos cursos. Melissa Blaustein, directora de Incidencia internacional y Programas digitales de la Fuel Freedom Foundation, contó que, durante el curso realizado en Kenia, los participantes trabajaron en el caso de una empresa brasileña que añadía etanol a la gasolina: “Esa actividad dio pie a una propuesta de negocio que está en desarrollo y ya ha dado resultados”.
Pensar a lo grande
A George Njenga, decano de laStrathmore Business School, le han impresionado la rapidez de esos resultados, que atribuye a la involucración del IESE en África a través de su proyecto The Africa Initiative. Desde su punto de vista como africano, a Njenga le gusta que “el IESE y la Fuel Freedom Foundation no han venido a resolver nuestros problemas, sino a acompañarnos en ese esfuerzo”.
Al final del evento, Heinrich Liechtenstein, director del campus del IESE en Múnich, preguntó a Hollander qué planes tenía para la Fuel Freedom Foundation, animándole a pensar a lo grande. “Puede que no estemos más que al principio”, respondió Hollander. “Pero mi objetivo es que haya proyectos en curso en cien países. Y me gustaría que en esos países se crearan cinco empresas en un plazo de tres años desde el inicio de nuestra colaboración”. Todo un rayo de esperanza para los habitantes de África.