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¿Puede la sanidad ser a la vez sostenible, innovadora y orientada al paciente?
El 24 Encuentro del Sector Sanitario se centra en el impacto de los cambios tecnológicos
30 de octubre de 2017
Todo el mundo quiere una sanidad innovadora y de calidad, pero esto tiene un coste elevado. Entonces, la pregunta es: ¿quién pagará por ella?
Esta fue una de las preguntas que surgieron en el 24 Encuentro del Sector Sanitario, celebrado recientemente en el campus del IESE en Barcelona, y durante el cual se analizó la sostenibilidad del sistema sanitario desde diferentes puntos de vista: desde los precios de los nuevos medicamentos, las coberturas aseguradoras más efectivas o el uso selectivo de los datos de los pacientes, hasta la obtención de mayores eficiencias para todo el sistema sanitario.
Buena parte del debate sobre la sostenibilidad del sector gira en torno a la brecha existente entre los costes de la atención sanitaria y lo que la población está dispuesta o es capaz de pagar por ella. Para la mayoría de los ponentes, esta brecha es inherente al sector. “Siempre habrá una cierta tensión entre innovación y acceso”, aseguró Joaquín Duato, presidente mundial de fármacos para Johnson & Johnson.
El sector farmacéutico es un ejemplo paradigmático del debate sobre la sostenibilidad. Todos los países están deseosos de atraer a empresas farmacéuticas porque generan empleo cualificado, fomentan la investigación y contribuyen al bienestar social. Sin embargo, al mismo tiempo, tanto los gobiernos como la población suelen ser críticos con las empresas farmacéuticas, ya que consideran que el precio de los medicamentos es demasiado elevado.
Duato señaló que empresas como la suya, Johnson & Johnson, invierten grandes cantidades de dinero en investigación “no solo en el desarrollo de nuevos medicamentos, sino también en disciplinas como la terapia celular, la terapia genética y el origen de las enfermedades”. Hoy en día, hay más de 7.000 nuevas medicinas que están en desarrollo en todo el mundo, estimó.
El coste promedio para desarrollar una medicina que finalmente es aprobada se sitúa alrededor de los 2.600 millones de dólares. Y el sector privado “en especial las empresas farmacéuticas” aporta dos tercios de los fondos para investigación, mientras que el tercio restante proviene de los gobiernos. Si las empresas farmacéuticas no pudiesen recuperar parte de la inversión con la fijación de los precios y las ventas, la innovación y la investigación resultarían poco menos que imposibles.
Aumentar las ganancias podría ayudar a la sostenibilidad
Todo ello significa que la sostenibilidad del sector siempre implicará idas y venidas entre los pacientes, las empresas sanitarias y los gobiernos. El reto es encontrar cuál es la mejor fórmula para compartir los costes, lo que no resulta nada fácil.
Para la profesora Núria Mas, si hablamos en términos de recursos financieros, puede que la sostenibilidad no sea un problema tan urgente como algunos piensan porque cuando el nivel de ingresos está creciendo en la mayoría de países, la tendencia es gastar más en sanidad. Y, a medida que la población gasta más, demandará más resultados. La Prof. Mas considera pues que las cuestiones más urgentes a las que se enfrentan los sistemas sanitarios, por lo menos a corto plazo, son las necesidades de:
- Desarrollar un plan estratégico, lo que incluye considerar cuestiones como cuáles son las prioridades y los objetivos del sistema.
- Diagnosticar los retos que tienen que ver con la sostenibilidad, para tomar medidas tales como la identificación de mejoras en la eficiencia, y la instauración de sistemas de detección de posibles crisis sanitarias.
- Crear tratamientos para fomentar la sostenibilidad que aborden aspectos como la ampliación de las guías prácticas y el impulso de la tecnología.
El paciente, siempre en el centro
Como en todos los sectores, la tecnología está teniendo un impacto transformador sobre el mundo de la salud: por una parte, haciendo disponibles niveles inauditos de información sobre los pacientes y sus dolencias; y, por otra parte, acelerando el ritmo de las innovaciones.
No obstante, todos los ponentes coincidieron en que la tecnología tan solo resultará útil al sector si sirve para mejorar también la calidad de la experiencia de los pacientes.
Miquel Montero, CEO de Atomian, que desarrolla herramientas tecnológicas para el sector sanitario, concluyó: “Por mucho que avance la tecnología, la cura seguirá constituyendo el nexo entre médico y paciente y el factor humano nunca desaparecerá. En el futuro, las máquinas deberán hablar nuestra misma lengua (incluido el lenguaje no verbal) y deberán estar siempre al servicio de las personas, nunca al revés“.