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50 años impulsando la formación de académicos
El programa doctoral ha acogido en cinco décadas a 169 alumnos de 30 nacionalidades
Los nuevos alumnos del PhD que se incorporan este año al programa en su 50ª edición.
foto: quim roser
16 de septiembre de 2019
En octubre de 1969 arrancó la primera edición del PhD del IESE, un programa doctoral dedicado al desarrollo de formadores, es decir, a personas que querían dedicarse profesionalmente al mundo académico en todas sus vertientes: docente, investigadora y directiva.
A lo largo de estos 50 años, han pasado por sus aulas 169 alumnos de 30 de nacionalidades. Estas cifras reflejan la internacionalidad que se respira entre los estudiantes del PhD así como la huella que intenta dejar en otras escuelas de dirección a nivel mundial a través de la formación de sus profesores.
La semana pasada, el programa celebró su tradicional Welcome Day de inicio de curso e inauguró oficialmente los actos de celebración de este 50 aniversario. Un evento en el que se reunieron 56 estudiantes, entre ellos, el primer alumno del programa y la última recién llegada al IESE.
El primero fue el profesor Juan Carlos Vázquez-Dodero, que empezó el PhD en 1969 justo después de graduarse en el MBA. Obtuvo su doctorado en 1974 y fue profesor de Contabilidad y Control y de Ética Empresarial en el IESE entre 1969 y 2016. Por su parte, Ludovica Castiglia es una de las nuevas estudiantes que inicia el PhD este curso y trabajará en el área de Emprendimiento con el profesor Christoph Zott.
Un oficio basado en la excelencia, los valores y la curiosidad
“En el programa doctoral aprendí, fundamentalmente, dos cosas: un oficio y un talante”, recuerda Vázquez-Dodero. “Fui preparado para desarrollar mi labor como profesor de dirección y negocios, muy orientado a los problemas prácticos de quien gobierna las empresas. Junto a ello, también aprendí a reconocerme deudor de los demás e intenté devolver a la sociedad, en forma de servicio, lo recibido. En mi caso el pago fue contribuir a transformar la sociedad, ayudando a la formación especializada de uno de sus pilares esenciales: los empresarios y empresarias”, explica.
“Un profesor de una escuela de negocios necesita, más allá de las competencias propias de su oficio como docente e investigador, cualidades humanas como la empatía y valores morales como la templanza sin la que todo lo demás resulta muy difícil”, asegura.
Castiglia acaba de llegar a Barcelona proveniente de Roma, donde trabajaba en Boston Consulting Group. “Soy una apasionada de la investigación, que para mí implica curiosidad y creatividad. Es una aventura para profundizar en los conocimientos y compartirlos a través de la enseñanza”, afirma.
“Apliqué al IESE porque es una escuela top en el mundo y muy internacional. Creo que me dará una base muy sólida para construir mi carrera académica en un entorno diverso y multicultural y para tratar de dejar una huella positiva en el mundo académico”, añade.
Junto a Castiglia, otros nueve estudiantes se incorporan este curso al programa doctoral para formarse como futuros profesores de escuelas de negocio y universidades.
Los orígenes del PhD
Cuando nació en 1969, el PhD del IESE era un programa muy novedoso que no se ajustaba a lo que en aquel momento se concebía como un programa doctoral en las universidades europeas. Rompía convencionalismos, para adecuarse a una formación más práctica – y más relacionada con la realidad de la empresa – de los profesionales del mundo académico.
Los contenidos del programa pusieron el foco desde el principio la visión humanística de la empresa, basándose en las personas y subrayando los aspectos éticos de la función directiva.
Desde entonces, el PhD se ha ido adaptando a las necesidades cambiantes del mundo académico y empresarial y a las novedosas que han ido afectando a las escuelas de dirección. Por ejemplo, en 2008, siguiendo el modelo de las escuelas americanas, se dividió en las dos fases actuales: el Master of Research in Management (MRM) de dos años de duración y el Programa Doctoral para trabajar la tesis durante aproximadamente tres años.
A pesar de esta evolución, la finalidad y el sentido del PhD se han mantenido intactos durante sus 50 años de historia.