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“No metas a amigos en tu empresa”
El buen gobierno, según el presidente del BBVA, Francisco González
Francisco González compartió sus ideas sobre gobierno corporativo en el campus del IESE en Nueva York.
Foto: Juan Ude.
4 de diciembre de 2018
De todas sus recomendaciones para conseguir un buen gobierno corporativo y el consejo de administración ideal, Francisco González, presidente del BBVA, hace hincapié en esta en particular: “No metas a amigos en tu empresa”.
González recientemente compartió sus ideas sobre el gobierno corporativo en los campus de Nueva York y Barcelona con los profesores Eric Weber y Jordi Canals, respectivamente.
Para González, uno de los pilares del éxito y el comportamiento ético de un consejo de administración es la presencia de consejeros independientes que carezcan de conflictos de interés, tengan la experiencia y el conocimiento relevantes y dediquen el tiempo suficiente a la empresa. “Los consejeros”, insistió, “deben sentirse independientes de los directivos. Es lo más importante”. Al respecto, observó que la selección del grueso de los consejeros del BBVA la hacen cazatalentos.
González, que dejará la presidencia del BBVA en los próximos meses tras 18 años de ejercicio, se encuentra en una posición privilegiada para ofrecer consejos sobre el gobierno corporativo. Durante su presidencia, el BBVA ha sido durante años uno de los pocos grandes bancos europeos con una presencia importante de consejeros externos. Según Canals, esa diferencia ha brindado al BBVA una ventaja competitiva en “transparencia y rendición de cuentas”, áreas que cobraron una importancia añadida durante la crisis financiera. Asimismo, el banco ha apostado fuertemente por la innovación tecnológica bajo el liderazgo de González.
González ha forjado en el BBVA una cultura basada en tres principios que llevan al banco por la senda de la transparencia. Se trata del cumplimiento riguroso de la ley por un lado, y de las obligaciones morales con la sociedad, por otro, así como la garantía de que el banco y sus actividades soportarán todo escrutinio público. González explicó que, si bien gran parte de este cumplimiento está en manos del presidente, el fomento de un consejo formado por profesionales independientes es el elemento imprescindible del buen gobierno. Hoy, el consejo del BBVA “no está formado por millonarios, sino por personas con sentido común” de distintas trayectorias profesionales. Lo que les une es el deseo de conocer a fondo la empresa y trabajar diligentemente por su éxito.
“Hay quienes piensan que sentarse en un consejo es un chollo porque no tienes ninguna responsabilidad real y encima ganas mucho dinero”, explicó. “A estas personas les digo: ‘No seáis consejeros’”.
González aconsejó a las empresas que, tras nombrar a consejeros dedicados, dispuestos a trabajar duro, los formen para integrarlos en una cultura y una misión que tal vez no comprendan del todo. Es crucial que, en ese punto crítico, puedan expresar su opinión y plantear todas las preguntas que tengan. En el BBVA, los consejeros no tardan en conocer los entresijos del banco gracias a las tres o cuatro reuniones que se celebran cada mes y duran hasta seis horas.
Bienvenidos sean los errores (en su justa medida)
Un consejo que tenga el mandato de dar forma a la misión de la empresa deberá tomar decisiones duras, no siempre buenas. “En el BBVA cometemos errores, desde luego”, reconoció González. “¡Pero no muchos!”.
De hecho, mencionó el “enorme” error que el banco cometió en 2007 al adoptar nuevas estrategias digitales sin tomar en consideración la creciente importancia de la computación en la nube. Aun así, el BBVA está considerada como una de las empresas más clarividentes de la última década en lo que a tecnología se refiere. También se ha situado a la vanguardia al abrazar el enfoque de trabajo “ágil”. Se trata de un método que consiste en la creación de pequeños equipos multidisciplinares, llamados scrum, que trabajan juntos en proyectos hiperespecíficos durante breves, pero intensos, periodos de tiempo. En estos momentos, el BBVA está extendiendo el modelo ágil a todas sus operaciones y a sus casi 140.000 empleados. González considera que la agilidad no solo es esencial para incrementar la productividad, sino también para afrontar las actuales turbulencias socioeconómicas.
“En mi opinión, el sistema bancario ha muerto”, avisó. “Ahora hay unos 20.000 bancos en el mundo. No hay sitio para tantos bancos. Y el aumento de la transparencia implica unos márgenes más bajos. Así que necesitas tamaño para sobrevivir”, así como prácticas ágiles que vayan más allá de la funcionalidad tradicional. Y, por último, señaló, conviene recordar que “pensar a lo grande no significa hacerlo solo en términos de tamaño, sino también en términos de excelencia”.