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La Inteligencia Artificial puede transformar los sistemas, si los directivos saben gestionarla
La Iniciativa sobre Inteligencia Artificial y el Futuro de la Dirección celebra su primer acto
9 de noviembre de 2023
A medida que la inteligencia artificial demuestra su creciente potencial, los directivos y líderes empresariales deben adquirir los conocimientos necesarios para ponerla al servicio de un cambio sistémico en sus empresas, o arriesgarse a utilizar esta tecnología transformadora simplemente para perfeccionar los procedimientos actuales.
La Iniciativa Inteligencia Artificial y el Futuro de la Dirección del IESE, dirigida por el director académico, el profesor Sampsa Samila, celebró un acto en el campus de Barcelona, en el que intervino como ponente Joshua Gans, autor de best-sellers y profesor de la Rotman School of Management de la Universidad de Toronto. En la mesa redonda participaron Jana Belyusova, Directora de Personas de Versuni, y Jonathan Lakin, Director General de Intent HQ.
La iniciativa se fundamenta en la creencia del poder transformador de la IA y en la convicción de que su impacto debe ser positivo. “Creemos que la IA es fundamentalmente transformadora”, afirma Samila. “Para nosotros es muy importante intentar trabajar en beneficio de la sociedad en general, pero en particular de quienes participan activamente en las empresas, ya sean empleados, clientes, proveedores o incluso competidores”.
Pero la transformación no pasa por utilizar la IA para autocorregir las respuestas del correo electrónico, por muy útil que sea. Gans divide la IA en tres usos potenciales: soluciones puntuales, soluciones de aplicación y soluciones de sistema.
Las soluciones puntuales mejoran un procedimiento existente y pueden adoptarse sin cambiar los sistemas en los que están integradas. Un ejemplo de ello es la detección de posibles fraudes por parte de los bancos: se trata de predicciones que las instituciones financieras llevan mucho tiempo realizando, pero que pueden hacerse mejor y con mayor precisión utilizando la IA.
Las soluciones de aplicación van un paso más allá, permitiendo nuevos procedimientos que no serían posibles sin la ayuda de la IA, pero el sistema básico sigue siendo el mismo. Por ejemplo, un minorista tradicional puede empezar a analizar datos de ventas para recomendar nuevos productos y servicios a sus clientes.
Pero las soluciones de sistemas reescriben las reglas, mejorando los procedimientos existentes o permitiendo otros nuevos al cambiar toda la cadena. Un ejemplo de ello es el sector del taxi, en el que los sistemas de navegación y los teléfonos móviles alimentados por IA no sólo dieron paso a un nuevo modelo de transporte público como Uber, sino que también obviaron la habilidad fundamental requerida a los taxistas: un conocimiento enciclopédico de las calles.
Las dos primeras soluciones utilizan la IA para mejorar los procesos y la productividad; la tercera transforma industrias enteras del mismo modo que lo hizo la invención de la electricidad. Las dos primeras refuerzan los sistemas existentes; la tercera los trastoca por completo.
El cambio en todo el sistema depende de un liderazgo fuerte
Por el momento, la mayoría de los líderes empresariales han vislumbrado el potencial de la IA, pero aún no están seguros de qué medidas tomar en sus propias empresas. Cualquier cambio en todo el sistema llevará tiempo. “Estamos en un momento intermedio. La tecnología es muy prometedora y tenemos una gran capacidad para ver soluciones puntuales, pero las innovaciones a nivel de sistema aún no han llegado”, afirma Gans.
Comprender las oportunidades de los sistemas empieza por identificar dónde crea valor su empresa, dónde existen grandes conjuntos de datos y cómo puede transformarse el sector en su conjunto. Para Belyusova, la información sobre los clientes obtenida a partir de la IA es el núcleo de la estrategia de IA. “Si conseguimos a través de esta tecnología estar cerca de nuestros consumidores, venceremos a nuestros competidores”, afirmó.
La incorporación de la IA y los datos a las actividades y procesos de Versuni transformó el modelo operativo, la arquitectura de puestos y la cultura corporativa de la empresa. Para ello fue necesario un ambicioso programa de mejora de las competencias de los empleados.
Según los ponentes, esto plantea nuevas exigencias a los directivos, que necesitan tiempo, compromiso y conocimientos de IA. Estrategias que han fracasado en general: contratar inmediatamente a un ejército de especialistas externos en IA, exigir resultados rápidos, adquirir apresuradamente una startup de IA con la esperanza de que encaje en la empresa y crear una división especializada en IA separada del resto de la empresa.
“Hace falta un liderazgo realmente audaz y un deseo real de hacer algo diferente”, afirma Lakin. “Pero también hace falta algo que creo que es una habilidad que se está perdiendo ahora, que es una verdadera habilidad de discernimiento y definición”.
Los líderes deben tener una visión a largo plazo de la transformación, añadió Gans. “Sólo con la gestión continua, la creencia de que hay que gestionar continuamente este problema y ofrecer soluciones y reoptimizar y ver si todo funciona bien... se va a poder hacer”.