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Historia de una transición a la formación ‘online’ , en plena crisis mundial
El IESE traslada sus programas a 'online' con grandes dosis de agilidad, flexibilidad y visión global
La transición del IESE al aprendizaje en remoto fue tan necesaria como inesperada.
Foto: Edu Ferrer
2 de abril de 2020
El 28 de febrero, el día en que el IESE formó un comité académico para prepararse en caso de tener que pasar todas las clases al formato online, hubo 34 casos de coronavirus confirmados en España.
El 12 de marzo, la escuela anunció el cierre temporal de sus campus de Barcelona y Madrid debido a que el brote, reconocido ya en ese momento de manera oficial como pandemia, se extendía a una velocidad desconcertante más allá de su epicentro inicial en China y ganaba cada vez más terreno en Europa. Para entonces, en España ya se habían confirmado 2.950 casos.
Alumnos, profesores y empleados debían empezar a estudiar, enseñar y trabajar desde sus casas mientras los gobiernos de todo el planeta luchaban por contener la crisis.
Esas dos semanas sentaron las bases para un rápido movimiento hacia el aprendizaje online que ahora abarca todos los cursos del MBA, del Master in Management (MiM) y del Programa doctoral (PhD) y que se mantendrá durante un período todavía incierto.
El escenario más inesperado
La transición del IESE al aprendizaje online fue tan necesaria como inesperada. “Nadie creía realmente que esto iba a suceder”, reconoce Sandra Sieber, profesora del IESE y miembro del Comité Académico Covid.
Se refiere al cuarto y más restrictivo de los escenarios presentados inicialmente por el comité, que había valorado diferentes combinaciones posibles de la actividad docente presencial y online durante la pandemia.
En el primer escenario, solo media docena de estudiantes necesitarían conectarse de forma remota; el segundo imaginaba a gran parte de la clase participando en remoto; el tercero planteaba las sesiones con el profesor en cuarentena; y el cuarto, el más extremo, preveía el cierre completo del campus.
“Dada nuestra pasión por el campus y el valor que damos a la experiencia dentro de nuestras aulas, el cuarto escenario, con todas las actividades en remoto, nos parecía todavía muy lejano”, recuerda Sieber.
Sin embargo, a medida que la crisis se agudizaba, los miembros del comité se dieron cuenta de que el cuarto escenario se iba a hacer realidad mucho antes de lo previsto. “El comité afrontó una situación tan incierta con confianza y valentía”, afirma Sieber. “Y para reaccionar con rapidez, se basó en los recursos de aprendizaje online ya existentes en el IESE, especialmente en las capacidades que ofrece la plataforma WebEx”.
Pero para satisfacer una demanda tan urgente y generalizada, provocada por una crisis sin precedentes en el IESE, el comité complementó las soluciones de WebEx con las ofrecidas por Zoom, otra plataforma de comunicación online con la que la escuela estaba menos familiarizada.
En poco tiempo, el IESE elaboró e impartió formaciones a alumnos y profesores sobre las nuevas pautas a seguir, para garantizar la transición más fluida posible al entorno digital. Con la colaboración añadida de los técnicos y coordinadores que gestionan todas las sesiones en remoto.
Búsqueda de soluciones a problemas desiguales
Dada la amplia gama de formaciones que ofrece el IESE, cada programa se topó con sus propias complicaciones.
“No todos los programas aceptaron del mismo modo lo que les estábamos ofreciendo”, precisa Sieber. “Con los alumnos millennials del MBA fue muy sencillo, pero también hubo cierto rechazo por parte de algunos participantes en Executive Education”.
“Los estudiantes de MBA están realmente agradecidos por la rapidez con la que nos hemos adaptado al nuevo formato, incluso antes del decreto oficial de confinamiento”, comenta la Manager del programa Esther Curpián.
Con muchos estudiantes desplazados durante este tiempo a sus países de origen, las diferencias horarias están produciendo algunas complicaciones. “Pero de momento estamos muy satisfechos con esta solución, teniendo en cuenta la situación en la que se encuentran la mayoría de las empresas”, añade.
Aún así, el equipo siguió buscando una solución lo más unificada posible en medio de una crisis que afectaba a todos los miembros de la comunidad del IESE, tanto a nivel personal como profesional.
“Es nuestro deber preocuparnos por lo que está sucediendo en el mundo”, asegura la profesora. “Pero también debemos preocuparnos por nuestros estudiantes y participantes. Encontrar ese equilibrio fue difícil”, explica.
Lecciones aprendidas
La experiencia de esta digitalización rápida ha aportado a los equipos, una serie de lecciones muy importantes:
- Afrontar la gestión con una mentalidad abierta. Es importante reconocer que no se tienen todas las respuestas a los problemas que van surgiendo. Las colaboraciones externas han sido vitales en esta crisis para lidiar con situaciones externas que superan nuestras propias capacidades.
- El trabajo en equipo es la base para superar cualquier crisis. Quizás esta sea la conclusión más importante, aunque también la menos sorprendente. Pero el trabajo en equipo siempre debe incluir paciencia y respeto por la incertidumbre. “Esta situación seguramente requerirá una interrupción más larga de lo que todos deseamos”, lamenta Sieber. “Pero estamos preparados para seguir adelante y estoy segura de que saldremos de esta crisis más unidos que cuando entramos”.
- Equilibrar rigurosidad y flexibilidad. En la gestión de cualquier crisis, siempre surge la duda de cuándo formar y cuándo disolver los equipos que organizan la respuesta inicial. En otras palabras, ¿en qué momento la etapa más aguda de una crisis, y que requiere más atención, debe dar paso a una nueva normalidad?
El domingo 15 de marzo, el Comité Académico Covid se disolvió, para permitir que los programas tomasen sus propias decisiones y se preparasen individualmente. Este cambio mostró que la agilidad para definir y para adaptarse a las sucesivas fases de un crisis es esencial.
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