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En recuerdo de Fernando Pereira
El profesor y ex director general del IESE fue uno de los pilares de nuestra comunidad durante sesenta años
4 de abril de 2018
Fernando Pereira, profesor emérito de Contabilidad y ex director general del IESE, falleció el pasado 31 de marzo a los 87 años de edad. Su trayectoria académica estuvo estrechamente vinculada a la de la escuela desde su fundación.
El profesor Pereira trabajó junto a Antonio Valero, el primer director general del IESE, durante la puesta en marcha de la escuela a finales de los años cincuenta, un compromiso que se prolongó durante seis décadas. En el momento de su fallecimiento, era profesor emérito del departamento de Contabilidad y Control.
Conocido por combinar el rigor profesional de un experto en contabilidad con la capacidad para explicar de manera comprensible complejos conceptos financieros, impartió clases a sucesivas generaciones de los que después serían líderes empresariales en España y otros países. De su primer libro, Contabilidad para dirección, que suma 25 reediciones desde su publicación en 1970, se han vendido más de 100.000 copias.
El profesor Pereira fue director general del IESE de 1970 a 1978. Durante su mandato, el IESE se estableció permanentemente en Madrid, una decisión que ha sido fundamental para la expansión de la escuela, que actualmente cuenta con cinco campus en todo el mundo. Además, cultivó la relación del IESE con la Harvard Business School y apoyó a escuelas de dirección en Argentina y México.
En tanto que director general, mostró que el liderazgo es un proceso que empieza aprendiendo a escuchar. Estaba convencido de que liderar era servir, tanto a los intereses institucionales del IESE como a los de las personas que trabajaban y estudiaban en la escuela. El profesor Pereira creía que la gente –personal, alumnos y antiguos alumnos, en el caso del IESE– son el corazón de las empresas y organizaciones.
Durante el homenaje que recibió en 2016 por sus largos años de servicio, reconoció que una de las cosas que más le habían hecho disfrutar era “escuchar y hablar con las personas que componen la comunidad del IESE (académicas, no académicas y participantes en los programas). Esto ha sido para mí fuente de satisfacción, y ello con independencia de las opiniones y las convicciones que cada uno pudiera tener. No dudo en calificar de amistosas y enriquecedoras las relaciones que he establecido durante estos años con vosotros”.
Sentido del humor y curiosidad intelectual
Según contaba él mismo, nunca se planteó ser docente mientras cursaba su doctorado en Ingeniería Civil en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid. Pero se sintió atraído por el proyecto novedoso que suponía la creación del IESE, una escuela de dirección con una visión única del trabajo y la empresa y de raíz católica.
Para sus más allegados, el profesor Pereira fue una fuente inagotable de buen humor y curiosidad intelectual. Era un lector empedernido que sentía una especial debilidad por los escritores británicos de principios del siglo XX.
Tres de sus sucesores al frente de la dirección general del IESE nos acercan a su figura.
Para el profesor Carlos Cavallé, Fernando Pereira “era un convencido del valor e importancia de la amistad, para lo cual se basaba en su conocimiento de los clásicos y en sus experiencias personales. Sabía que la verdadera amistad garantizaba virtudes cristianas como la sinceridad, la lealtad, la solidaridad y la libertad. Por ello hay tantas personas que le tienen como uno de sus mejores amigos”.
En opinión del profesor Jordi Canals, “fue para amigos y colegas un gran consejero. Sabía escuchar y ponerse en la situación de su interlocutor, siempre cercano a cada persona. Además, Fernando –una persona extraordinariamente amable y buena– sabía decir las cosas con afecto y exigencia para que su interlocutor asumiera su propia responsabilidad. Muchos antiguos alumnos han contado que Fernando les había dado apoyo en circunstancias complejas, dedicándoles tiempo, escuchándoles y ayudándoles a enfocar mejor una cuestión”.
Franz Heukamp, el actual director general del IESE, ha añadido:
“Destacaría muchas virtudes de Fernando, pero me centraré en tres. En primer lugar, el IESE ha tenido el privilegio de tener en él a un profesor y director general dotado de una inmensa capacidad intelectual, siempre al servicio de los demás. En particular, como profesor de Contabilidad y luego como director general supo simplificar los problemas hasta lo más esencial, haciendo fácil lo difícil.
En segundo lugar, ha sido una persona de una humildad ejemplar, siempre atento a los demás, sin darse importancia a sí mismo. Por último, ha tenido, y ese es posiblemente su mayor legado, una extraordinaria capacidad para relacionarse, como demuestra su cercanía. Es asombroso ver cuántas personas atesoran anécdotas con él y ponen de manifiesto su proximidad. Por todo ello, Fernando nos acompañará siempre”.