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“El propósito nace en la mente y en el corazón”
El IV Simposio Internacional de Coaching Ejecutivo aborda la búsqueda del sentido del trabajo y de la vida
Nick Craig, presidente del Core Leadership Institute.
Photo: Georgina Ureña
21 de noviembre de 2019
Las empresas y las organizaciones no son las únicas que hacen un hincapié cada vez más profundo en el propósito. Muchas personas también tratan de averiguar el suyo, para dar sentido a su vida y a su trabajo.
“A tu propósito no le importa qué es lo que tiene sentido para el resto del mundo”, aseguró Nick Craig, presidente del Core Leadership Institute y autor del libro Leading from Purpose: Clarity and the Confidence to Act When It Matters Most. “Sale del corazón y de la mente y te dice: ‘Agárrate, porque voy a acompañarte en este viaje’”.
Craig fue el encargado de pronunciar el discurso de apertura del IV Simposio Internacional de Coaching Ejecutivo del IESE, celebrado el 18 de noviembre en el campus de Barcelona. El evento, organizado por la Unidad de Coaching de la escuela y por su directora ejecutiva, Estíbalitz Ortiz, ofreció debates y talleres bajo la dirección académica del profesor Alberto Ribera.
¿Por qué el propósito se ha vuelto tan popular de repente cuando es una idea centenaria? Para Craig, la respuesta se encontraría en el desmoronamiento de nuestro mundo en sentido geopolítico, lo que nos lleva a buscar la certidumbre en nosotros mismos.
“El propósito es el antídoto definitivo contra la incertidumbre”, sentenció, en una clara distinción entre el susurro interno del propósito y el ruido exterior del entorno en el que se mueven los CEO.
No es de extrañar, por tanto, que el propósito aparezca frecuentemente en las listas de valores del liderazgo auténtico. Si para ser un líder auténtico o sentirte realizado como empleado necesitas un propósito, ¿cómo encuentras el tuyo?
El camino de la vocación
Según la investigación, el profesor Vincent Ogutu, de la Universidad de Strathmore, apuntó que cuando hablamos de propósito en el trabajo, nos referimos a tres aspectos: retribución económica, estatus y realización.
Estos significados no son negativos per se, pero, matizó, “sí pueden serlo cuando ponemos todo el énfasis en uno solo al definir el propósito. Además, podemos hallar propósito en otros aspectos de la vida, fuera de nuestra carrera profesional. De hecho, en el trabajo, la frustración y la insatisfacción suelen tener su origen en una discrepancia de propósito entre la vida personal y la laboral”, añadió.
“Muchas personas – apuntó Ogutu – piensan que solo unos pocos afortunados encuentran su vocación”. Para la inmensa mayoría, esa búsqueda es un proceso gradual. Y los coaches y líderes, señaló, pueden ayudar a sus empleados en ese proceso planteando tres preguntas:
- ¿El sentido del trabajo que busca el empleado es individual o colectivo? Hay personas que quieren que su trabajo se ajuste a un propósito externo.
- ¿Su vocación es natural o elaborada? Para la mayoría de la gente no es tan fácil dar un sentido vocacional a su trabajo, pero sí pueden darle un sentido propio a tres niveles: cognitivo (definir un propósito superior para su puesto), funcional (incorporar un toque personal a sus tareas) y relacional (crear una buena red personal).
- ¿Hasta dónde ha llegado en la búsqueda de su vocación?
Para Craig, la búsqueda de propósito es una combinación de lo personal y lo profesional. En primer lugar, afirma que debemos recuperar a nuestro “niño curioso”, tal y como él lo llama. Aunque la mayoría lo tenemos dentro, “lo tenemos a buen recaudo, en el maletero”, bromeó. “Cuando lo ponemos al volante, dejamos que juegue y que aprenda y nos convertimos en mejores líderes y empleados”.
Pero todo esto no basta para dar con nuestro propósito. Craig sugirió que también nos preguntemos qué echaríamos realmente de menos si no estuviéramos aquí: “¿Qué aportas al mundo que sea único? No hay dos niños, árboles o rocas iguales; ni siquiera dos gemelos. Pero ¿por qué? Reflexiona sobre esto y aplícatelo a ti mismo”, aconsejó.
Ojo con los propósitos engañosos
Es fácil confundir el propósito con los valores. “Ambos son igualmente válidos, pero no son lo mismo”, advirtió Craig. También es muy común asociarlo erróneamente con actos en apariencia virtuosos: “Salvar a las ballenas no es un propósito”, aclaró.
Tampoco debe confundirse con la felicidad: “No es que cuantos más hijos tenemos, más felices somos, sino que pueden hacernos sentir más realizados y dar un mayor sentido a nuestra vida”, concretó.
¿Por qué mezclar entonces lo personal con lo profesional? Porque las fronteras entre la vida personal y la profesional están tan difuminadas que nuestra identidad es inseparable de nuestro trabajo. De ahí que, según Craig, “tras definir tu propósito, lo siguiente sea diseñar un plan de impacto del propósito respondiendo a esta pregunta: ‘¿Cómo vas a hacerlo realidad?’. La respuesta debería ser una amalgama de objetivos personales y profesionales”.
Más cerca de nuestros sueños
Lo más cerca que estamos la mayoría de nosotros de vivir nuestros sueños, señaló Craig, “es cuando nos ponemos el uniforme, ya fuera el de la escuela en su día o el del trabajo hoy”. Paradójicamente, el único que nunca podremos quitarnos es el de nuestro propósito.
Por último, concluyó Craig, el propósito te lleva allí donde no te lleva nada más. “En ese sentido, es uno de los valores del liderazgo más democráticos y accesibles”.