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¿Dónde te alojas cuando viajas?
Una cuestión que está transformando las ciudades, como reflejó el 5 Encuentro del Sector Inmobiliario
Arnaldo Muñoz, director general de Airbnb en España y Portugal, participó en el Encuentro del Sector Inmobiliario
Foto: Javier Arias
1 de febrero de 2019
¿Cómo afecta el alojamiento de turistas en viviendas particulares a la sostenibilidad de las ciudades? ¿De qué manera se puede incrementar la oferta de pisos de alquiler? ¿Qué se requiere para gestionar un espacio de trabajo compartido? Estas fueron algunos de los debates que tuvieron lugar en el 5 Encuentro del Sector Inmobiliario, celebrado en el campus del IESE en Madrid con el patrocinio de Savills Aguirre Newman y Tinsa, y bajo la dirección académica del profesor José Luis Suárez.
Los modelos disruptivos de negocio se han convertido en una nueva normalidad para un sector que ha dejado atrás los años de crisis económica y que afronta el futuro con estrategias más cambiantes, con modelos empresariales novedosos y con retos muy exigentes.
Uno de los desafíos a los que se enfrenta el sector son los nuevos usos inmobiliarios que han surgido en los últimos tiempos. Un buen ejemplo de ello es Airbnb, que en apenas una década, ha revolucionado la manera de viajar y alojarse. Esta plataforma online cuenta con más de cuatro millones de pisos en alquiler por todo el planeta y está valorada en más de 27.000 millones de euros.
“Desde que nacimos, cada año nos vamos reinventando según los cambios en las necesidades de los usuarios. La oferta y la demanda han cambiado, y nosotros con ellos. Hace 10 años no había propietarios profesionales ni hoteles en nuestra plataforma, hoy sí”, explicó el director general de Airbnb en España y Portugal, Arnaldo Muñoz. El directivo recalcó la necesidad de impulsar una colaboración público-privada que debe ser esencial para el desarrollo de las ciudades del futuro, donde “la sostenibilidad” debe jugar un papel esencial.
En su opinión, la empresa puede ser una fuente de riqueza para pueblos y ciudades pequeñas ya que, además de favorecer que haya “menos desigualdades entre distintas zonas”, puede llevar hasta estos destinos más pequeños turistas que contraten pisos alojados en la plataforma, “sin necesidad de grandes gastos en infraestructuras por parte del sector público”.
Según Muñoz, incluso la competencia de Airbnb ha cambiado: “nuestro mayor competidor es Netflix: su objetivo es que te quedes en tu casa, el nuestro es que compartas y vivas una buena experiencia fuera de ella”.
Sin embargo, el fenómeno del turismo urbano que se aloja en viviendas de particulares ha impactado en el modelo hotelero, como admitió el copresidente de Barceló Group, Simón Pedro Barceló. “El modelo turístico español es un modelo de éxito, y el todo vale va a traer más problemas que ventajas: pone en peligro tanto la protección de España como un destino de calidad como los derechos de los consumidores. Hay que erradicar el conflicto que supone generar una actividad turística en un tercer piso de un bloque residencial en el que viven familias durante todo el año. Y es necesario hacer una reflexión profunda sobre si queremos, como sociedad, que eso pase en nuestras ciudades”, reflexionó el empresario.
Fomento del alquiler
Por su parte, Concha Osácar, socia fundadora de Azora, advirtió sobre el problema por el que atraviesa el mercado del alquiler en España, un país que cuenta con un “limitadísimo” parque de viviendas en alquiler, mientras que la demanda no para de crecer gracias a la mejora de la economía y la creación de empleo, y no “por culpa del turismo”. “Hay 10 millones de personas que optan por esta opción, y, sin embargo, no ha habido una oferta que haya crecido para dar respuesta”, lamentó Osácar.
Para esta experta en activos inmobiliarios, España necesita 1,5 millones más de viviendas en alquiler a precios asequibles, una necesidad que afecta sobre todo a mileuristas. “El año pasado no llegaron a 6.000 las viviendas de protección oficial que se levantaron en toda España. Es uno de los problemas más serios que tiene este país y requiere de un acuerdo de todas las fuerzas políticas”, remachó.
Conexión entre las personas
También los espacios de trabajo se encuentran en transformación. Por ejemplo, Regus and Spaces, una multinacional presente en más de 100 países, ofrece soluciones de oficinas flexibles que incluyen espacios de coworking. “La flexibilidad es la base de nuestro modelo de negocio: hacer que el trabajo vaya a las personas, y no que las personas vayan al trabajo”, aseguró su director general en España, Philippe Jiménez.
Pese al auge de las oficinas compartidas por todo el mundo, el ponente advirtió que “el 95% de los coworking no son rentables”. “Esto no consiste en abrir una oficina, ponerla bonita y colocar dos luces. Hay que saber tocar las teclas para que este modelo de negocio funcione y no es nada fácil. Es necesaria una formación previa, que la oficina se adapte a las necesidades del cliente, que a su vez cada vez exige más… es algo muy complicado”, afirmó Jiménez. Y sostuvo que en un mundo tan digitalizado, la clave ya no es la tecnología, sino “la conexión entre las personas”. En un futuro, auguró, la gente no tendrá necesidad de residir en una gran ciudad para trabajar, sino que podrá hacerlo desde cualquier localidad pequeña gracias a la conectividad. “Eso favorecerá que las ciudades del futuro sean más sostenibles, con menos tráfico, menos densificadas”, vaticinó.