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Diseñado para ser sencillo: Belinda Klaes lleva la cultura a todas partes
Los productos de LOQI exhiben obras de arte por todo el mundo gracias a la idea de negocio de Belinda Klaes
Belinda Klaes, CEO y socia fundadora de LOQI. Ha cursado el programa de IESE para directivos Advanced Management Program (AMP) en los campus de Múnich y Barcelona.
FOTO: GEORGE KALOZOIS.
24 de abril de 2020
Belinda Klaes siente pasión por el arte y, con LOQI, quiere inspirar y llevar la cultura a todas partes. “Quería crear una marca de productos con alma”, dice con una sonrisa. Klaes dirige esta empresa con sede en Berlín que ofrece bolsos de mano, así como bolsas de tela y de viaje, con impresiones artísticas a galerías y museos de todo el mundo.
Criada en una plantación de algodón de Australia, Klaes soñaba con el arte y la cultura. Hace 25 años se fue a vivir a Alemania y, desde entonces, le fascina el variopinto panorama artístico de Europa. Los museos del Viejo Continente son ahora su segundo hogar.
Aun así, atribuye una gran parte de su éxito a su país de origen y educación. “No me había formado en arte, administración de empresas o emprendimiento, pero sí tengo una buena intuición para los negocios y sentido común, atributos que me parecen muy australianos”.
La medida del éxito de Klaes la da el hecho de que, desde su fundación en 2013, LOQI ha logrado introducirse en algunos de los canales de venta más prestigiosos y de difícil acceso, entre ellos los mejores museos, las concept stores más chic y los aeropuertos internacionales de mayor tráfico.
La idea detrás de LOQI era crear productos sencillos y asequibles que sirvieran de soporte a la expresión artística, permitiendo así que pintores establecidos y emergentes llegaran al público general. Al principio, los bolsos replicaban obras de arte de diseñadores gráficos contemporáneos. La marca ha ampliado sus colaboraciones a 85 de los mejores museos del mundo, desde el Louvre hasta el Guggenheim o el Van Gogh. Desde hace poco también colabora con National Geographic.
Durante este proceso de crecimiento y expansión, Klaes se ha mantenido fiel a la noción de sencillez: una idea y un producto simples de usos infinitos.
Una trayectoria diferente
El emprendimiento tiene su propio vocabulario, de capital semilla a ángel inversor, pero LOQI ha prescindido en gran medida de todo esto. La empresa se autofinancia y ha crecido de manera orgánica. Además, no necesitó una gran inversión inicial. Para Klaes, es importantísima la máxima de “sencillez ante todo”; es la esencia de su negocio. “No siempre hay que tener el barco más grande. Uno pequeño, y bien gobernado, puede ser igual de satisfactorio”, asegura.
Para muestra, el modo en que consiguió que los grandes museos colaboraran con ella: “Simplemente les llamé y les pregunté si estaban interesados”. Cuando el primer museo declinó la oferta, “decidí seguir adelante”. Fabricó 30.000 bolsos de mano con diseños relacionados con ese museo y, al final, fueron ellos los que la llamaron. Se dispuso entonces a aprender sobre licencias y comisiones.
“La clave es insistir”, asegura. “Hasta que no triunfas, no es fácil que los grandes te presten atención. Cuando me dicen que no puedo hacer algo siempre respondo: ‘Claro que puedo’”.
En cuanto a empezar de cero en otro país, exclama en esta misma línea: “Me encantan los retos y siempre veo la adversidad como una oportunidad”.
La cultura enciende la imaginación. Es una fuente inagotable de posibilidades y evolución
Aunque su manera de ver los negocios sea sencilla, reconoce la complejidad en al menos un área: los equipos internacionales. LOQI tiene trabajadores de 15 países, desde Alemania y Portugal hasta Corea del Sur, una mezcla que le sirve de inspiración. “Fomentar la diversidad cultural es un aspecto del trabajo que me entusiasma”, afirma.
El gusto por la diversidad también se nota en los productos: “La cultura enciende la imaginación. Es una fuente inagotable de posibilidades y progreso”.
Klaes espera colaborar con más grupos de artistas de todos los rincones del mundo a partir de 2020.
La versión completa de este artículo se publica en la revista IESE Business School Insight 155.