IESE Insight
Verdades sobre la transición energética, y otros retos de la economía
A los problemas tradicionales de la economía española (deuda pública y paro) se unen dos más globales: inflación y coste de la transición energética. ¿Cómo debería abordarse esta última en todo el mundo?
Por Antonio Argandoña y Alfredo Pastor
Uno de los aspectos positivos del actual contexto es la recuperación de la pandemia, impulsada por los estímulos fiscales y monetarios, si bien está siendo interrumpida por la guerra.
Respecto a los retos, nos enfrentamos a una subida de precios; la desglobalización y la ruptura de la cadena de suministro; la transición energética; los cambios en la política monetaria; el elevado nivel de la deuda pública; y las limitaciones a la política fiscal.
Para 2023, los dos factores que más peso pueden tener en la recuperación son el consumo de los hogares —que se espera que siga creciendo por la denominada demanda estancada, a pesar de la pérdida de confianza producida por la guerra y de la pérdida de poder adquisitivo por la inflación—, y la inversión bruta y de capital fijo, tanto en bienes equipo como en construcción. En este sentido, cabe destacar que hasta ahora solo se han colocado en España el 23% de los fondos europeos aprobados inicialmente, lo cual significa que, tarde o temprano, habrá una inyección de dinero a la economía productiva. También el turismo podría jugar un papel importante.
Por otro lado, aunque el crecimiento del crédito es positivo y los tipos de interés todavía son bajos, comienza a producirse una subida. También ha aumentado mucho el endeudamiento del sector público, a consecuencia de la pandemia primero y ahora de la guerra.
Paro y falta de trabajadores
En España nos enfrentamos además al problema del paro. La última reforma laboral, que favorecía el contrato indefinido, ha reducido la presencia de los contratos temporales, una situación que coexiste con un gran déficit de profesionales. Sucede en todos los sectores, aunque, por supuesto, es más exagerado en los relacionados con las nuevas tecnologías, donde hay menos preparación y los sueldos están subiendo.
Si hay tanto paro, ¿por qué cuesta encontrar mano de obra cualificada? Quizá una de las razones es que se ha reducido la movilidad geográfica, la población ha envejecido, existen muchas trabas burocráticas y también se ha producido fallos en el sistema educativo, como apuntaba nuestro colega Jordi Canals recientemente.
La inflación que preocupa
La OECD insiste en que la inflación —un fenómeno monetario que podríamos simplificar como demasiado dinero a la caza de muy pocos bienes— a la que estamos asistiendo no es un fenómeno pasajero. Por tanto, en algún momento se tiene que producir una subida de precios.
Los Gobiernos tratan de hacer frente a la inflación con ayudas, pero estas incrementan el déficit de la deuda pública. También han optado por intervenciones públicas en los precios, pero esas limitaciones eliminan las señales para el consumidor de cuánto puede gastar de forma realista.
Centrándonos en la situación española, en caso de producirse una nueva crisis, las posibilidades del Gobierno de seguir prestando ayuda económica a las familias, las empresas y el país en general se han reducido mucho, porque su nivel de deuda es muy alto. El fantasma de lo que ocurrió en Grecia planea sobre nuestro país...
Los costes de transición energética
La guerra de Rusia contra Ucrania ha puesto de manifiesto la dependencia europea de los combustibles fósiles. No es algo nuevo, todas las acciones contra el cambio climático acaban con la misma conclusión: hay que acelerar la transición hacia las energías renovables.
¿Qué significa eso? Fundamentalmente, eliminar el uso de combustibles fósiles, en general. En particular, quiere decir generar electricidad con energías renovables (hidráulica, solar, eólica, biomasa y nuclear).
Sin embargo, en este camino hacia la energía verde habría que tener en cuenta algunas verdades que en ocasiones quedan algo ocultas:
1. La misma causa producirá produce y producirá efectos muy diferentes en zonas distintas del planeta, lo que quiere decir que las políticas tendrán que ser también distintas y tenemos que desconfiar de las políticas uniformes.
2. No todos los anuncios tienen bases científicas. La distribución geográfica es muy desigual y hay que ir con cuidado con poner políticas iguales en todo el mundo.
3. El carbón, el gas y la energía nuclear ofrecen un flujo de energía constante, sin picos y 24 horas al día los 7 días de la semana.
4. En este momento, no hay alternativa viable para fabricar plástico sin combustibles o sin petróleo.
5. No todos los países tienen que hacer el mismo esfuerzo.
Es necesario concienciarnos de que nos encaminamos hacia un mundo con un bajo uso de energía, con tecnologías más sencillas. Pero eso no significa que sea peor. De hecho, es perfectamente posible que sea un mundo mejor. La transición pedirá sacrificios, pero lo más importante es que estos se repartan de forma que no se deje atrás a nadie.
En realidad, alcanzar una equidad tolerable es el verdadero problema del futuro. Gestionarlo bien está, casi completamente, en nuestras manos.
Fuente: Retos y oportunidades en un entorno que cambia muy deprisa, una sesión celebrada el 24/05/2022 por Antonio Argandoña y Alfredo Pastor dentro del programa de formación continua de la Asociación de Alumni del IESE, disponible solo para Miembros de la Asociación.