IESE Insight
El valor bancario de las tarjetas prepago
Los productos o plataformas de sistemas de prepago podrían utilizarse para cubrir muchos servicios bancarios, desde cobrar microdepósitos hasta pagar recibos mensuales domiciliados, mejorando el acceso de millones de personas en Estados Unidos y Europa.
¿Cuándo fue la última vez que utilizó ese trozo de plástico que llevas en la cartera a la hora de realizar una transacción? Ya sea para retirar dinero en efectivo, realizar compras por Internet, o efectuar pagos directos de débito u otros recibos, las tarjetas bancarias se han convertido en algo indispensable para el día a día, sobre todo, en lo que se refiere a funciones básicas de pago.
Es cierto que no es posible depositar una cantidad ilimitada de dinero en efectivo en una tarjeta. Sin embargo, imagina el gran abanico de posibilidades que se abriría si se pudiera aplicar la tecnología de las tarjetas prepago a los segmentos de la sociedad con menos recursos y que no han entrado todavía en el proceso de bancarización.
El profesor del IESE Javier Santomá y el investigador Francesc Prior han llevado a cabo un estudio comparativo analizando el desarrollo de estos sistemas de prepago en Estados Unidos y en Europa. Su informe, titulado «The Use of Prepaid Cards for Banking the Poor», recomienda el uso de las tarjetas monedero como base para un sistema bancario que no permitiera solo retirar dinero en efectivo, sino que también ofreciera servicios de microfinanciación mediante tecnología de telefonía móvil.
Clasificación de los sistemas de tarjetas de pago
Para entender mejor el sistema que utilizan las tarjetas de pago, los autores han clasificado tres formas de autorizar y autentificar las transacciones:
- La transacción se autoriza mediante una línea de crédito o débito, o por la cantidad de dinero electrónico de una cuenta interna (p.ej., una cuenta de prepago).
- Solo se autoriza la transacción cuando la red de validación está online o, en algunos ocasiones, cuando el sistema está offline.
- Para que la transacción sea autorizada, es necesario introducir un número de identificación personal (PIN) o firmar una cuenta.
Tras la aparición de las tarjetas de crédito y las tarjetas de débito online, la modalidad más reciente de tarjeta que ha sido lanzada al mercado en Estados Unidos y en Europa es la tarjeta monedero. Estas tarjetas ofrecen a los usuarios las mismas funciones que las tarjetas de débito online. La única diferencia es que las transacciones no se autorizan mediante la verificación del valor monetario de la cuenta bancaria asociada a la tarjeta de débito, sino por el valor monetario de la cuenta interna a la que está vinculada la tarjeta monedero.
Las tarjetas monedero ofrecen importantes ventajas a la gente con pocos recursos, porque:
- Los clientes que utilizan sistemas de prepago no necesitan disponer de una cuenta bancaria, ni de una tarjeta de débito o de crédito.
- Los usuarios no necesitan desarrollar o invertir en nuevas tecnologías.
- Este sistema de pago puede utilizarse desde diferentes tipos de plataformas (tales como PCs, teléfonos móviles, portátiles o decodificadores).
- Es un sistema especialmente diseñado para realizar micropagos, microdepósitos e incluso para adquirir microcréditos.
- Permite a los usuarios controlar su dinero en efectivo recibiendo informes del estado de la cuenta o consultando los movimientos a través de un PC, un teléfono móvil, un portátil o un decodificador.
Tarjetas prepago en Estados Unidos
En Estados Unidos, el sistema de tarjetas monedero funciona de dos formas. Por un lado, existe un sistema de circuito cerrado, que solo puede utilizarse para los productos de los emisores o para una serie de funciones limitadas, como las tarjetas regalo que pueden recargarse en una red de pago cerrada. El otro es el sistema de circuito abierto, que pone al alcance de los consumidores las facilidades de una tarjeta multifunción, pudiendo realizar compras o pagar cuentas; es el sistema que se utiliza actualmente para tarjetas de débito y de crédito.
Las tarjetas monedero de circuito abierto pueden agruparse en tres categorías:
- Las tarjetas para pago de nóminas, que puede utilizarse exclusivamente para depósitos directos o cheques de sueldo, o para recibir pagos electrónicos ACH.
- Las tarjetas recargables de nómina, que sirven como tarjetas de depósito directo para cheques de sueldo, aunque ofrecen a los consumidores otros sistemas de recarga.
- Las tarjetas de débito recargables para uso, que los consumidores pueden recargar en distintos lugares.
Las tarjetas monedero suponen un valioso sistema para la población estadounidense que todavía no han accedido a la bancarización, por varias razones:
- Generalmente, los pobres no cumplen los requisitos que los bancos tradicionales fijan a la hora de conceder una tarjeta de crédito.
- Las tarjetas monedero se pueden comprar y recargar en diferentes lugares, no solo en bancos.
- Las tarjetas monedero ofrecen una disponibilidad inmediata de fondos a un coste inferior que el de otras opciones alternativas.
- Las tarjetas monedero son difíciles de provocar descubiertos, por lo que reducen el riesgo de tener que pagar pagos inesperados.
- Un gran número de tarjetas monedero ofrece la posibilidad de realizar envíos de dinero, permitiendo al titular de la tarjeta transferir fondos a miembros de la familia autorizados en otros países.
Aunque todavía se desconoce el tamaño exacto del sector de las tarjetas monedero en Estados Unidos, cada vez es mayor y abarca a un mayor número de entidades bancarias. Todos saldríamos ganando si las tarjetas monedero ofrecieran sistemas de ahorro y otros beneficios a clientes que anteriormente no podían recurrir a ellos.
Aunque algunas empresas, como Directo y NetSpend, ya han hechos pruebas con este sistema, todavía hay mucho por hacer para encontrar la fórmula correcta. Por un lado, para que las tarjetas monedero mejoraran sus prestaciones, tendrían que adherirse a un sistema de verificación de identificación más estricto, algo que probablemente no gustaría demasiado al sector de población «no bancarizado». Además, el sistema de información de crédito y otras regulaciones, como la Ley Patriota de Estados Unidos, suscitan desafíos adicionales.
Tarjetas prepago en Europa
El sistema de prepago electrónico apareció en Europa hace casi una década, inicialmente de la mano de entidades no bancarias. Poco después, los diferentes bancos y el Banco Central Europeo exigieron medidas para regular la expedición de dinero electrónico. Después de un largo proceso, se desarrolló un marco regulador para emisores de dinero electrónico.
En Europa, son las instituciones bancarias tradicionales las que suelen expedir las tarjetas prepago, y la demanda de consumo de estos productos ha permanecido relativamente baja. Aunque la tarjeta pepago parece ser la forma más viable de llegar a los clientes que no disponen de cuentas bancarias, como los inmigrantes, el alto nivel de accesibilidad bancaria en toda Europa ha impedido que este método crezca más rápidamente.
Los veinticinco Estados miembro han puesto en práctica la E-Money Directive (EMD), un protocolo que define y regula el dinero electrónico y sus emisores. La EMD ya ha sido implementada por diferentes gobiernos nacionales, y las variaciones en las diferentes implementaciones han creado un cierto vacío legal para los emisores. Además, la EMD tiene serios problemas de aplicabilidad por lo que respecta a ciertos emisores, tales como operadores de telefonía móvil, compañías de transporte y empresas que necesitan emitir justificantes electrónicos.
Contradicciones a resolver
Aunque parece viable la idea de llegar mediante las tarjetas prepago a esos segmentos de población, quedan todavía muchos retos por delante. El mercado de Estados Unidos parece algo más receptivo a este nuevo concepto, con casi veinte millones de hogares que todavía no han experimentado el proceso de bancarización. Pero casi la totalidad de la población europea dispone ya de algún tipo de servicio financiero.
Poniendo tarjetas prepago a disposición de este segmento de la población, el gobierno podría estar proporcionándoles unos recursos financieros básicos pero valiosos. No obstante, para poder desarrollar por completo estos productos, es necesario ofrecer también facilidades de crédito y ahorro que ayuden a entrar en el proceso de bancarización a la población que todavía no lo ha hecho.