IESE Insight
¿Por qué trabajamos?
La forma en que la que trabajamos ha cambiado drásticamente debido a los avances tecnológicos y la apertura de las fronteras. Surge un nuevo enfoque en Europa.
Los europeos tropiezan con distintos obstáculos a la hora de mudarse a otro país para aprender o trabajar. De ahí que la Unión Europea aspire a convertirse en un lugar de trabajo móvil y flexible. Ya ejerza en Francia, Alemania o Polonia, un profesor debería ser reconocido por sus calificaciones y aptitudes. Y otro tanto debería ocurrir con un carpintero o un médico.
Para abordar este reto, la UE está en proceso de adoptar un modelo educativo para el aprendizaje a lo largo de la vida llamado Marco Europeo de Calificaciones. Este marco hará de tabla comparativa de todas las calificaciones, incluidos los diplomas de bachillerato, certificados de formación profesional y títulos de la educación superior. La tabla describirá el conocimiento, las aptitudes y las competencias de un candidato independientemente del país o sistema donde haya obtenido sus calificaciones.
Según la Comisión Europea, al dar más importancia a los resultados que a la aportación del aprendizaje permitirá ajustarlo mejor a la educación, la formación y las cambiantes necesidades del mercado de trabajo.
He ahí la clave, pues el mercado de trabajo ha cambiado muchísimo. La tecnología ha transformado el modo en que trabajamos. Por esta razón, es importante repasar las dimensiones del trabajo y de los procesos de aprendizaje que le preceden y acompañan.
En el artículo "Work, Education and Civil Society: Building a Better Society Through a Full Understanding of Work", Joan Fontrodona del IESE, Manuel Guillén de la Universidad de Valencia y Alfredo Rodríguez Sedano de la Universidad de Navarra estudian el trabajo desde una perspectiva antropológica. Buscan inspiración en las enseñanzas de Aristóteles y aplican sus hallazgos al Marco Europeo de Calificaciones. Su conclusión es que el marco se queda corto. La ética -tan importante en el significado del trabajo y en la dinámica de la sociedad civil- apenas se menciona.
Una mirada antropológica al trabajo
Olvidémonos del Bluetooth y la Blackberry por un momento y pensemos en quiénes somos como seres humanos. Trabajamos, algo que siempre hemos hecho, pero el modo en que lo hacemos nos distingue de otros animales. Por ejemplo, concebimos nuestro trabajo como si fuera arte. Mientras que los animales matan y comen, nosotros transformamos esa necesidad biológica en un acontecimiento cultural que llamamos gastronomía.
El artículo cita tres características de la actividad humana que demuestran las dimensiones antropológicas de nuestro trabajo:
- Los seres humanos podemos adaptarnos a la mayor parte de entornos y situaciones y sobrevivir. Cuando quisimos volar, inventamos el avión. Para desplazarnos bajo el agua, diseñamos el submarino.
- Nuestras acciones tienen consecuencias externas y modifican quiénes somos. Cuando actuamos, adquirimos virtudes (o vicios).
- Hacemos cosas solos o junto con otras personas, y también dirigimos a otros.
Según los autores, la consideración de estas tres dimensiones "produce sinergias positivas que contribuyen al desarrollo de la sociedad porque nos convertimos en mejores personas y hacemos del mundo que compartimos un lugar mejor".
Consejos de Aristóteles
Para profundizar en el conocimiento de las dimensiones del trabajo, los autores recurren a Aristóteles. El filósofo griego distingue tres tipos de conocimiento: la teoría (objetos universales y necesarios), la praxis (acción) y la poiesis (producción material, técnica y arte). Para Aristóteles, no son meros tipos de conocimiento, sino también formas de vida. La vida teórica reflexiona sobre lo eterno y lo inherente. La práctica se expresa a través de la participación en la vida pública. La técnica corresponde al trabajo manual. Estas tres formas de vida pueden hallarse en todas las actividades humanas. Aristóteles también subrayó que las acciones humanas siempre tienen una referencia ética. El trabajo no sólo puede evaluarse por sus resultados externos, sino que son igualmente importantes los resultados del aprendizaje de los sujetos.
Hábitos éticos y propuestas de la UE
Pero los hábitos éticos se adquieren en el trabajo y no a través de la reflexión teórica sobre el significado del trabajo. "Si aceptamos la noción de que el trabajo reúne un amplio abanico de dimensiones, que entran en juego determinadas aptitudes humanas y que se adquieren hábitos muy diferentes -algunos técnicos, otros éticos-, podemos concluir que la preparación necesaria para trabajar como un profesional debería abordar estas dimensiones y experiencias del aprendizaje".
Desde esta perspectiva, los autores examinan a fondo las propuestas del Marco Europeo de Calificaciones para el aprendizaje a lo largo de la vida. En su opinión, la ética está marginada ya que la propuesta de la UE apenas hace referencia a la dimensión ética de una calificación profesional. El conocimiento y las aptitudes priman sobre la integridad profesional y el desarrollo de la excelencia humana.
Por último, los autores ahondan en la lógica del comportamiento humano y social de nuestra era. Aseguran que en unos tiempos en que el escepticismo tiende a reducir todo a una mera cuestión de opinión, es necesario recuperar la confianza en la capacidad de la razón humana para conocer la verdad. Esta postura recalca la importancia de la ética en el significado del trabajo y en la dinámica de la sociedad civil.
Por ello, es importante reflexionar sobre por qué trabajamos y qué esperamos alcanzar con ello.