IESE Insight
Las TIC ganan peso en la economía española
Aunque el sector de las TIC español todavía está lejos de la media europea, en los últimos años ha experimentado un crecimiento sin precedentes.
El esfuerzo innovador español ha seguido una evolución positiva. Si en 2001 representaba sólo el 0,5% del PIB español, en 2006 alcanzaba el 1,6%. Un aumento significativo, aunque insuficiente para abandonar el furgón de cola de Europa Occidental.
Algo similar ocurre con la inversión en investigación y desarrollo que dedica el sector de las TIC: un 17% del total de la inversión española en I+D. Es una cifra todavía alejada de las de Finlandia (64,3%) y Corea (55,1%) pero que convierte al sector TIC en un motor clave de la innovación en I+D española, sólo superado por el porcentaje que los servicios empresariales dedican a I+D. Dentro de las TIC, el principal inversor es el segmento de servicios informáticos, seguido de las telecomunicaciones.
Esta es una de las conclusiones de la edición española de 2009 del Informe BIT, de los profesores Sandra Sieber, Josep Valor y la asistente de investigación Vivianne Cruzado, del IESE. El estudio forma parte del proyecto "Business and Information Technologies" (BIT), que lidera la Anderson School of Management de UCLA y que se lleva a cabo en más de 20 países con la colaboración de importantes escuelas de negocios de todo el mundo. Este proyecto global trata de elaborar unos indicadores capaces de describir los cambios que las empresas y sectores industriales han experimentado en los últimos años gracias a la introducción de las nuevas tecnologías, y prever su evolución.
El documento revela que existen aspectos contradictorios en la estructura de negocio y en la realidad del empleo del sector español. Por un lado, el número de empresas ha crecido durante el período estudiado, llegando a más de 50.000 en 2008, lo que significa que un 5% de las empresas TIC europeas son españolas. Sin embargo, se trata de compañías unipersonales, capaces de operar en el campo de los servicios y las actividades de menor valor añadido pero que carecen del volumen suficiente para hacer frente a la competencia en el mercado internacional.
Paralelamente, se ha producido un notable cambio en la fuerza laboral de las TIC debido a la expansión de los servicios informáticos en detrimento de otros segmentos. El sector ocupaba en 2006 el 2% de la fuerza laboral del país, una cifra todavía inferior a la media de la UE 27, del 3%. Dentro del sector TIC, un 56% de los profesionales trabaja en servicios y el resto se divide en telecomunicaciones, manufactura y comercio al por mayor de maquinaria y equipo TI. Tanto el segmento de telecomunicaciones como de manufactura han reducido empleo, ya que ocupaban más profesionales en 2001 que en 2006.
En cuanto a la composición del mercado interior y exterior, el estudio muestra que España esencialmente importa bienes y servicios de TI, por lo que la balanza comercial de su mercado TI se mantiene deficitaria. Un fenómeno que se ve agravado entre otros factores por la creciente competencia de países con menores costes y mayor desempeño tecnológico.
La contribución de las TIC
El apartado dedicado al peso del sector TIC en la economía constata el creciente porcentaje que las actividades TIC representan en la economía española. De hecho, entre 2000 y 2006 el peso de las TIC sobrepasó al de sectores tradicionales como la agricultura y la energía, acercándose a los más importantes, como transporte e intermediación financiera. Además, su comportamiento ha sido más dinámico que el del resto de sectores, en especial gracias a la vitalidad de los servicios informáticos y de las telecomunicaciones, sólo superado por la construcción, inmobiliarias y servicios empresariales.
En cuanto al impacto que tiene el sector en la economía española, los autores advierten la relación entre el gasto en TIC y la tasa de crecimiento de la economía; los países que más crecieron en los últimos tres años son los que más invirtieron en bienes y productos del sector TIC como porcentaje de su PIB. Pero las inversiones realizadas en España en productos y servicios TIC siguen sin estar a la altura de la media europea, que se sitúa entre el 4% y el 5%. Destacan el papel de motor del gasto que ejerce el sector de finanzas y servicios empresariales, seguido de la administración pública y la industria.
En su mayor parte, la inversión española en TIC corresponde a productos y servicios de telecomunicaciones. Este reparto desigual que prima a las telecomunicaciones sobre las TI revela una diferencia con las naciones punteras. En concreto, España se coloca a la cola de ranking de gasto en TI de la UE 27, EEUU y Japón.
La existencia de unos servicios informáticos y unas telecomunicaciones pujantes contrasta con la desindustrialización que comporta una manufactura decreciente y orientada a las actividades menos cualificadas. Esto, unido a la todavía insuficiente innovación y a un excesivo porcentaje de profesionales autónomos y microempresas, favorece el tradicional déficit de la balanza comercial de la industria TIC española. España debería dedicar una mayor inversión a innovación y bienes y servicios TIC para mejorar su productividad y crecimiento, concluye el estudio.