IESE Insight
Diez recomendaciones para una sociedad más saludable
Más de la mitad de la población adulta de los países de la OCDE tiene obesidad o sobrepeso, lo cual incide negativamente tanto en su salud como en la economía.
Practicar deporte aumenta la calidad y la esperanza de vida, además de mejorar el bienestar psíquico. Pero los beneficios de la actividad física van más allá y también se plasman en la economía.
En una sociedad físicamente activa baja el gasto sanitario, aumenta la productividad y disminuye el absentismo laboral. A su vez, el deporte crea empresas (el 2% del PIB mundial procede del ámbito deportivo) y genera puestos de trabajo de calidad incluso en plena crisis, como ha sucedido en España, con 160.000 empleos en el sector.
Por todos estos motivos, es recomendable que las autoridades impulsen la práctica deportiva entre sus ciudadanos como vía para lograr una sociedad más saludable y una economía más robusta.
El estudio "Actividad física y deporte: un nuevo enfoque del bienestar", elaborado por el International Research Center on Organizations (IRCO) del IESE, en colaboración con Ingesport a través del observatorio GO Fit, señala que los planes desarrollados hasta ahora en España han avanzado en la dirección correcta, pero advierte que deberían ser más ambiciosos y menos fragmentados para ganar en eficacia, tal y como sucede en otros países occidentales.
El estudio, dirigido por el profesor del IESE José Ramón Pin, titular de la Cátedra José Felipe Bertrán de Gobierno y Liderazgo en la Administración Pública y director del IRCO, sostiene que España dispone aún de un buen margen de mejora para debatir e implantar políticas que fomenten la actividad física de sus habitantes.
Economía más competitiva
El coste sanitario directo de la obesidad supone en Europa entre el 2 y el 4% del gasto sanitario total. Ante este dato, el documento indica que "un euro invertido en promoción deportiva produce un ahorro aproximado de 50 euros en gastos sanitarios acumulados durante 15 años".
En España, las estadísticas demuestran que el 44% de la población no practica actividades físicas. El primer desafío pasa por reducir esa cifra: aumentar el número de personas que practican algún deporte debe ser una prioridad nacional.
El estudio basa su tesis en multitud de datos que demuestran que invertir en deporte repercute de manera positiva en los cimientos de toda la sociedad y favorece la competitividad de la economía.
Los diez pilares de una sociedad saludable
El trabajo aporta una serie de recomendaciones para mejorar la situación actual:
1. Realizar un estudio para conocer con exactitud los costes que una vida sedentaria tiene sobre las arcas estatales, como ya hizo en su día Reino Unido.
2. Impulsar una nueva estrategia nacional única para promocionar la actividad física beneficiosa para la salud con un liderazgo político y social que garantice su éxito.
3. Implicar a todos los ámbitos de la sociedad (sanidad, educación, empresas y administraciones). En este sentido, ayuntamientos y diputaciones deberían ganar más peso para poder potenciar políticas de salud más ambiciosas.
4. Profundizar en la colaboración público-privada para eliminar recelos y dar un soporte legal claro y transparente a este tipo de colaboraciones, especialmente las relativas a la construcción y gestión de equipamientos deportivos.
5. Acordar una estrategia para desarrollar el turismo deportivo, un sector con
enormes posibilidades: este tipo de turismo ha crecido un 67% en los últimos años, con un aumento del gasto asociado del 40%.
6. Reducir el IVA en el acceso y uso de instalaciones y servicios deportivos privados, que en Polonia, por ejemplo, es del 8%. Llama la atención el bajo porcentaje de abonados: solo el 17% de quienes practican deporte en España están asociados a clubes deportivos o gimnasios, mientras que esta tasa se dispara hasta el 50% en Dinamarca y el 55% en Suecia.
7. Estudiar desgravaciones fiscales para empresas que construyan o reformen equipamientos deportivos, como sucede en Hungría.
8. Lanzar algún tipo de lotería cuyos fondos se dediquen a la promoción de la actividad física saludable, como ya ocurre en la mayoría de países europeos.
9. Establecer un modelo de cheques de financiación de la actividad física saludable, como en Suecia y Reino Unido, donde los médicos del sistema nacional de salud pueden prescribir la realización de actividad física con financiación pública.
10. Estudiar acuerdos con el deporte de élite como fórmula para financiar el deporte de base.
Todas las recomendaciones expuestas en el estudio evidencian que, pese a los avances conseguidos en los últimos años, en el terreno de la salud y el deporte España aún tiene un gran reto por delante.