IESE Insight
Productividad: la asignatura pendiente de la economía catalana
¿Basta una economía diversificada, abierta y de base industrial para asegurar una buena posición competitiva para Cataluña?
A grandes rasgos, la economía catalana podría definirse como diversificada, abierta y de base industrial. Sin embargo, la coyuntura económica actual y el análisis del tejido empresarial de la región indican que el modelo de crecimiento actual es poco sólido.
¿Cuál es la verdadera situación del entorno económico catalán? ¿Qué perspectivas ofrece? ¿Cuáles son los pasos para fortalecerlo? Éstas son las tres cuestiones que aborda el informe "Competitividad en Cataluña", elaborado por los profesores del IESE Pankaj Ghemawat y Xavier Vives. La investigación, realizada desde el Centro SP-SP del IESE, ha contado con la colaboración de la patronal Foment del Treball Nacional.
Creciendo sobre pilares débiles
De acuerdo con varios indicadores, en los últimos años la economía catalana ha alcanzado niveles europeos. El crecimiento del PIB per cápita —corregido por PPA—, por ejemplo, ha pasado de un nivel de 96,3% de la zona euro en 1995 a 111,7% en 2007. Tomando este indicador, Cataluña se encontraría entre la sexta posición —Suecia— y la séptima —Bélgica—. No obstante, este crecimiento per cápita no se produjo por un aumento de la productividad, cuyos niveles en Cataluña se sitúan por debajo de la media de la UE-15.
Tipos de interés bajos, gran afluencia de inmigración, moderación salarial y creación de empleo fueron los ingredientes que hicieron posible que desde 1996 Cataluña gozara de un período extraordinario de crecimiento.
Pero, como señalan los autores, esa tendencia ya es historia. Para que Cataluña pueda competir a nivel mundial con otras regiones son necesarias políticas de capital humano, infraestructuras, innovación y, sobre todo, un aumento de la productividad. Los autores detectan carencias en estos campos, que se plasman en: un déficit de personal técnico y exceso de titulados universitarios; una inversión pública en Cataluña sistemáticamente inferior a su peso en el PIB español; un gasto en I+D y un ratio de patentes per cápita inferior a los niveles de la UE-15; y una excesiva regulación para las empresas.
Análisis de las causas
Los resultados de la última edición del informe PISA han hecho saltar varias alarmas por el declive de la calidad de la educación en Cataluña. Los bajos resultados se explican principalmente por la poca autonomía de las escuelas y la falta de un sistema meritocrático centralizado.
Según el informe, la Ley de educación aprobada por el Parlamento de Cataluña en julio de 2009 viene a corregir algunos de estos factores críticos.
Otro aspecto a tener en cuenta son las relaciones entre productividad, innovación y comercio. En uno de los capítulos, el profesor Pankaj Ghemawat analiza la evolución de dos sectores de la industria catalana: alimentación y bebidas —de baja tecnología—; y maquinaria de transporte —tecnología media—. El primero es el que obtiene mejores resultados en cuanto a crecimiento de productividad, empleo, rentabilidad, y —teniendo en cuenta el comercio interregional, básico para entender la apertura de la economía catalana— resultados de comercio exterior.
Este análisis pone de manifiesto que, desde una perspectiva política, es importante reconocer no sólo la innovación, sino también los mecanismos relacionados con la renovación industrial como vías para el crecimiento de la productividad. Según los autores, no hay que renunciar a la innovación, pero sí reconocer que existen otras palancas políticas que pueden y deben ser estiradas para conseguir aumentar la productividad.
El documento contempla las relaciones entre el sistema de ciencia e innovación y la empresa. El gasto en I+D en Cataluña -1,5% del PIB- está por debajo de países o regiones líderes y del promedio de la UE-27 —1,8% del PIB—. El Pacte Nacional per la Recerca i la Innovació (PNRI) propone aumentar este gasto hasta el 2% del PIB en 2010 y al 3% en 2017. El reto para Cataluña está en mejorar la conexión entre ciencia y empresa.
Los deberes del sector público
La economía catalana tiene una serie de fortalezas que se deben aprovechar para elevar la calidad de los productos y actividades del sector industrial y de servicios, mejorar la productividad de las pequeñas empresas y competir eficazmente en el mercado mundial. En este sentido, la Ley de política industrial, aprobada por el parlamento de Cataluña en junio de 2009 constituye un primer hito en este sentido, ya que sienta los pilares para el diseño, participación y ejecución de una política coherente en el ámbito de la industria.
Los autores proponen un programa de acción para fortalecer la competitividad de Cataluña como región. Entre otras recomendaciones, plantean las siguientes:
- Educación. Dotar de una mayor autonomía a los centros, transparencia e implementación de un examen central para los estudiantes y programas de evaluación de las escuelas.
- Innovación e internacionalización. Una buena política de subvenciones e incentivos fiscales para el fomento de la I+D, especialmente a favor de las pymes y una mayor coordinación de acción con los organismos de fomento de la internacionalización.
- Relaciones ciencia y empresa. Fomentar la excelencia y reformar la estructura del sistema de ciencia e innovación que, siguiendo el modelo finlandés, fusione las diferentes agencias existentes —AGAUR, ICREA y FCR—.
Los retos del sector privado
Pero no todos los deberes son para el sector público. A pesar de los cambios producidos como consecuencia de la integración de mercados en Europa y de la globalización a nivel mundial, pocas empresas catalanas han sabido transformar sus estrategias para ser más competitivas.
Según los autores del informe, las empresas están en un momento crucial para mantener su competitividad, algo que pasa forzosamente por aumentar la productividad. Al igual que los poderes públicos, deben ampliar su visión de los posibles mecanismos de crecimiento productivo más allá del enfoque de innovación científica. Tener en cuenta el proceso, el servicio y las innovaciones estratégicas es una forma. La otra, entender la innovación en sentido amplio —llegar a escalas eficientes, rectificar deficiencias evidentes y repetir innovaciones que se hayan demostrado exitosas—.
La coordinación entre las políticas públicas y privadas parece el remedio para superar la gran asignatura pendiente de cara a fortalecer la posición competitiva de Cataluña: incrementar su productividad.