IESE Insight
¿Qué tiene de nuevo el euro digital?
La propuesta de un euro digital que sustituya el efectivo contante y sonante no es nueva. Dicho esto, la falta de confianza en los organismos que emiten euros anima a hacer preguntas sobre el papel de los bancos en una sociedad sin efectivo.
Por Alfredo Pastor
I. Papel moneda
Supón que acabas de aceptar un billete de 10 euros a cambio de una taza de café y un cruasán (digamos que regentas una cafetería de alta gama), y lo has guardado en la caja registradora. ¿Por qué ibas a aceptar un mero papelucho a cambio de un desayuno de lo más tangible? A primera vista, porque todo el mundo lo hace. De hecho, estás obligados por ley a aceptarlo como medio de pago; estos billetes son de curso legal en la eurozona.
Pero, ¿qué hace este papel por ti? Te da derecho a comprar una parte del PIB de la eurozona, cualquier cosa que te guste, siempre que no cueste más de 10 euros. Es un medio de intercambio muy conveniente (esa es la razón por la que se usa un billete de 10 euros como ejemplo; los de 500 no son tanto un medio de cambio como una reserva de riqueza... y acaban transportados, en el maletero de un automóvil, hacia un paraíso fiscal). Si los precios suben, la parte del PIB que puedes comprar con tu billete se vuelve más pequeña. Ahora, míralo desde otro ángulo: si, por alguna razón, la cantidad de billetes en circulación aumentase, pero el PIB permaneciera igual, ese PIB lo reclamarían un número mayor de billetes, y la pieza de la que cada billete dispondría sería más pequeña. ¿En qué se traduce eso en la vida real? En que subirían los precios. Decides guardar el billete en la caja registradora porque crees que la parte del PIB que puedes comprar con él no se reducirá, que los precios se mantendrán más o menos estables. Confías en quien está a cargo de imprimir billetes para equilibrar la cantidad de dinero y el tamaño del PIB (el difícil arte de definir y mantener ese equilibrio se llama política monetaria). De lo contrario, al recibir el billete, tendrías que salir corriendo a comprar algo tangible antes de que perdiese valor. Se dice que, en Alemania, durante la hiperinflación (1923), la gente tomaba dos tazas de café por la mañana y ninguna por la noche, porque, en el transcurso del día, el precio de un café subía un 30%. En resumen, existen dos condiciones, no independientes entre sí, para que funcione un sistema de papel moneda: aceptación general y confianza en el emisor.