IESE Insight
A nuevos mercados, nuevas reglas para el capital privado
La inversión privada en los mercados emergentes ha aumentado de forma progresiva durante los últimos 10 años y se estima que seguirá haciéndolo.
Los mercados emergentes están demostrando ser un terreno fértil para las inversiones privadas y pronto podrían concentrar la mayoría de las operaciones. Sin embargo, los elementos clave para triunfar en estos mercados son notablemente diferentes de aquellos que han funcionado en los países desarrollados.
Los retos que plantean mercados como Brasil, India y Malasia obligan a los inversores de Occidente a transformar el modelo de negocio para aprovechar este cambio de centro de gravedad.
En el estudio "New Markets, New Rules: Will Emerging Markets Reshape Private Equity?" (Nuevos mercados, nuevas reglas: ¿rediseñarán los mercados emergentes el capital privado), Heino Meerkatt, de la consultora BCG, y el profesor del IESE Heinrich Liechtenstein muestran cómo el peso las operaciones de capital privado en los mercados emergentes ha aumentado un 25 por ciento aproximadamente a lo largo de una década, lo que prácticamente equipara estos mercados con Estados Unidos y Europa.
Además, existen sólidos indicios de que la inversión en estos mercados emergentes continuará creciendo. Actualmente, ya atraen unos 231.000 millones de dólares, repartidos en todas las etapas de inversión.
Los motores del cambio
La fuerte competencia para realizar operaciones y los problemas derivados del aumento de la deuda tras la crisis han provocado que los inversores se alejen de las economías desarrolladas. Paralelamente, los mercados emergentes se están haciendo más atractivos.
Hay cuatro tendencias positivas que seducen a los inversores y les hacen mirar hacia los mercados emergentes a largo plazo: 1) un mayor crecimiento del PIB, 2) un rendimiento neto mucho más elevado desde 2000, 3) mayor resiliencia frente a la crisis financiera actual y 4) un entorno socioeconómico cada vez más estable.
Desde la lógica de un inversor, la reorientación hacia estos mercados emergentes puede explicarse en parte por el cada vez más elevado rendimiento que ofrecen. Durante los últimos 10 años, el rendimiento medio de las inversiones privadas realizadas en estos mercados se ha más que triplicado.
Otros factores a tener en cuenta incluyen la gran diferencia en la tasa de crecimiento del PIB de los mercados emergentes y la de los desarrollados, así como los entornos socioeconómicos más atractivos que presentan los primeros.
Además de los indicadores económicos, el grado de transparencia de un mercado, la protección legal para los inversores y la liquidez de su Bolsa constituyen otros factores cruciales que influyen a la hora de invertir. Así que, pese a que el tamaño es un factor importante, las grandes economías no tienen por qué ser los mercados con más atractivo para el capital privado.
El estudio utiliza un nuevo sistema para calcular el atractivo relativo de los mercados que tiene en cuenta el PIB y el nivel de sofisticación del entorno socioeconómico, un parámetro basado en el índice de países más atractivos para el capital riesgo y privado realizado en el IESE.
La investigación muestra que Brasil, India, Malasia, Polonia, Sudáfrica y Turquía son algunos de los países con más potencial. Por el contrario, Rusia y Argentina están menos preparados a causa de la difícil situación socioeconómica en la que se encuentran.
A pesar de que China no dispone de un sólido entorno socioeconómico, aún puede convertirse en el gran receptor de la inversión privada, aunque sólo sea por el gran tamaño de su territorio.
Una nueva era para la inversión privada
La fórmula que permite tener éxito en estos países emergentes es diferente a la que funcionaba en las economías desarrolladas, de modo que si las empresas de capital privado quieren triunfar deberán adaptar su modelo de negocio a este nuevo funcionamiento.
Según los autores, un modelo de negocio será más viable con una participación minoritaria en lugar de mayoritaria y generará valor a través de mejoras operacionales en lugar del apalancamiento.
En definitiva, los datos confirman que el centro de gravedad de las inversiones de capital privado ha cambiado. Con los mercados emergentes preparados para recibir a los inversores, aparecen nuevos actores y se abre la posibilidad de que algunas empresas locales de esos países se conviertan en los gigantes del mañana.