IESE Insight
A más años de trabajo, mejor jubilación
Javier Díaz-Giménez y Julián Díaz-Saavedra calculan los efectos de retrasar tres años el momento de la jubilación en el sistema de pensiones actual de España.
Cuando se acerca la edad de jubilación, pocos trabajadores están dispuestos a pensar que quizá tengan que trabajar unos años más antes de poder solicitar su premio. Pero, ¿qué sucedería si esto garantizara la viabilidad del sistema de pensiones para el resto de su vida?
Los sistemas de pensiones de muchos países desarrollados se están encaminando a la quiebra. El envejecimiento de la población sumado a un índice de natalidad en descenso provoca que haya menos trabajadores que paguen al sistema. En España, se estima que el sistema de pensiones actual empezará a entrar en déficit en el 2016 y estará en quiebra en el 2028.
En su artículo "Delaying Early Retirement in Spain" ("Retrasar la jubilación anticipada en España") publicado en Review of Economic Dynamics, Javier Díaz-Giménez, profesor visitante de Economía del IESE, y Julián Díaz-Saavedra han contemplado la posibilidad de implementar reformas en el sistema de pensiones público español, y consideran que retrasar la jubilación tres años (de los 65 a los 68 años) podría evitar que el sistema entrara en bancarrota.
A fin de estudiar las consecuencias que conllevaría la introducción de reformas en la Seguridad Social, los autores han usado un innovador modelo económico de generaciones superpuestas compuesto por núcleos familiares heterogéneos. Este modelo tiene en cuenta la inmigración, la educación, la jubilación anticipada, la esperanza de vida, la discapacidad y otros aspectos que actualmente repercuten a la hora de tomar la decisión real de jubilarse.
Tres años, una diferencia para toda la vida
Aumentar la edad de jubilación tres años comportaría varios cambios importantes.
Según su modelo, el primer déficit del sistema se produciría 14 años más tarde, en el 2030 en vez del 2016. Pero lo más importante es que la reforma incrementaría la sostenibilidad del sistema, ampliándose a 23 años hasta el 2050. Además, los autores consideran que la reforma se podría aplicar por fases y que el bienestar social mejoraría a partir del 2015 en adelante.
Los autores afirman que los últimos progresos en computación y modelación permiten incluir tantos márgenes relevantes y aspectos institucionales sobre las economías reales que los resultados obtenidos deberían tenerse en cuenta a la hora de tomar decisiones políticas.
Los autores concluyen que los políticos deberían considerar detenidamente retrasar la edad legal de jubilación lo antes posible en España. Aunque a los trabajadores quizá no les guste la idea de tener que trabajar tres años más de lo normal, es posible que cambien de opinión si esto implica poder jubilarse bajo un sistema de pensiones mejor gestionado.