IESE Insight
Por qué crece la inversión responsable
La inversión responsable está pasando de ser un nicho a una opción cada vez más extendida en el campo de la gestión de activos, especialmente en Europa.
Por Fabrizio Ferraro
Las grandes cosas suelen empezar de forma modesta. Es algo que se puede aplicar perfectamente a los Principios de Inversión Responsable (en inglés, PRI), una iniciativa concebida en 2005 por la que aspectos como el cambio climático y los derechos humanos también deben tenerse en cuenta a la hora de decidir inversiones y carteras de valores.
De un grupo inicial compuesto por 50 organizaciones en 2006 se ha pasado a más de 1.200 firmantes, entre propietarios, gestores y socios profesionales, que observan los principios de inversión responsable, según el director ejecutivo del PRI, James Gifford. Los bienes que gestionan podrían superar los 32 billones de dólares, o lo que es lo mismo, el 15% de los bienes susceptibles de inversión en todo el mundo.
Algunos de los más recientes miembros de este club son PIMCO, Blackrock y KKR. El director de PIMCO, Douglas M. Hodge, explica por qué su compañía decidió sumarse a la inversión responsable con estas palabras: “Decidimos firmar los PRI de Naciones Unidas porque consideramos que, invirtiendo en empresas que actúen con responsabilidad, podremos ofrecer mayores beneficios a nuestros clientes al operar en la eficiente intersección de nuestras responsabilidades fiduciarias y sociales”.
Para Hodge, actuar con responsabilidad significa prestar atención a los asuntos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (en inglés, ESG) a la hora de evaluar la sostenibilidad a largo plazo de una empresa, e incorporar estos factores a las decisiones de inversión que afectan al rendimiento de las carteras.
Los PRI son solo uno de los indicadores que han empezado a adoptar estos inversores institucionales responsables. El último de un movimiento iniciado hace décadas por grupos religiosos que recelaban de invertir en actividades que fuesen en contra de sus valores esenciales. De todas formas, no ha sido hasta hace poco que estas prácticas han pasado de ser un nicho en el ámbito de la gestión de activos a convertirse en una opción más convencional. Europa, por ejemplo, ha vivido el mayor crecimiento en número de activos que se someten a algún tipo de revisión medioambiental, social o de gobierno corporativo (ver la figura 1). Pero, ¿qué hay detrás de este crecimiento?
Para entender algunos de los factores que mueven la inversión responsable, Daniel Beunza, de London School of Economics, y yo hemos realizado más de 100 entrevistas a profesionales de diferentes países, entre ellos Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, España, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos.
Aunque todavía es pronto para predecir con exactitud cómo será el futuro de la inversión responsable, es posible identificar algunas de sus tendencias, así como los retos que plantea a los inversores y directivos que se adentran en este campo, y que desean incorporarlo a sus prácticas institucionales.
Como señala Gifford en la entrevista incluida al final de este artículo, la crisis financiera global ha provocado un incremento fulgurante en el número de firmantes de los
PRI. Lejos de ser algo “que estaría bien tener” y que se recortaría a la primera de cambio en tiempos de austeridad, los gestores de fondos, especialmente los de empresas de capital riesgo, han ido a buscar a los clientes realmente comprometidos con la inversión responsable, ya que “es mejor subirse a ese tren”.
Una versión de este artículo se publica en la revista IESE Insight 16 (T1 2013).
Este contenido es exclusivamente para uso individual. Si deseas utilizar este material en clase, puedes adquirir las copias que necesites tanto de "Por qué crece la inversión responsable" (ART-2314) como de la revista completa en formato PDF mediante IESE Publishing.