IESE Insight
Inversión ESG, una buena inversión
Acusada de ecopostureo, lo cierto es que la inversión verde sí tiene un efecto positivo en el rendimiento ambiental de los países con una protección ambiental débil. Para los países con protecciones ambientales más fuertes, el impacto de la inversión verde es más débil.
- Investigación ganadora del Premio a la Excelencia Investigadora 2022, galardón que la Alumni Association entrega anualmente a las mejores investigaciones del claustro del IESE.
- Existe una relación positiva entre el tamaño relativo de la inversión verde en una economía y el rendimiento ambiental de las empresas. El grado en que ayuda está moderado por las políticas estatales.
- Los países con mayores protecciones para los accionistas, como Estados Unidos y Australia, son los que más amplifican el impacto positivo de la inversión verde.
- Los países con protecciones ambientales más fuertes, como Dinamarca y Francia, tienen el impacto de la inversión verde más débil.
Al cambio climático lo han llamado el mayor fracaso del mercado de la historia. ¿Los mercados financieros pueden ser al mismo tiempo parte de la solución?
Esa es la esperanza de la inversión verde, es decir, de invertir con una misión ambiental explícita. La inversión verde ha depertado mucha expectación, y ha avivado la esperanza de que Wall Street pueda ayudar a solucionar el problema, del cual es gran parte de la causa.
Sin embargo, también ha habido un retroceso. El exdirector de inversiones para Inversiones Sostenibles de BlackRock, Tariq Fancy, es conocido por denunciar las inversiones verdes. Las denomina "placebo peligroso" y "fantasía de negación colectiva", que nos está haciendo perder el tiempo mientras la temperatura global sigue aumentando. "Si luchar contra el cambio climático fuera barato, ya lo habríamos hecho", declaró en un artículo de tres partes para Medium.com en agosto de 2021.
Entonces, ¿la inversión verde, ya popular entre los inversores, podría generar resultados ambientales significativos? En un artículo publicado recientemente en Administration Science Quarterly, Shipeng Yan, John Almandoz y Fabrizio Ferraro ofrecen razones para ser optimistas. Afirman que la inversión verde sí puede ayudar, y que su éxito se ve impulsado cuando se da sentido a las "lógicas" financieras y ambientales en su contexto.
Inversión verde: otro tipo de híbrido
En su investigación, los autores analizan un conjunto de datos de 3.706 empresas de 20 países (entre 2002 y 2013, cuando las opciones de inversión verde estaban empezando a ganar importancia). A pesar de su presencia limitada, la inversión verde parece tener un efecto positivo durante el período de tiempo estudiado. De hecho, para cada uno de los 20 países, el tamaño relativo de la inversión verde en la economía se relaciona positivamente con el rendimiento ambiental a nivel de empresa (controlando otros factores). Los autores opinan que ese resultado proviene de una influencia cultural indirecta, más que de una influencia directa en las estructuras de gobierno de las empresas.
Los autores también están interesados en qué condiciones hacen que la inversión verde sea más o menos efectiva. Aquí es donde entran en juego los objetivos contradictorios de las lógicas ambiental y financiera. Después de todo, no es típico tratar de resolver un problema de lógica ambiental (proteger el planeta) utilizando una lógica financiera (maximizar la riqueza de los accionistas). Sin embargo, ambos objetivos podrían compatibilizarse más.
El Estado y la protección del medio ambiente
El Estado juega un papel clave en la legitimación de los objetivos ambientales de varias maneras, según los autores, que han analizado los efectos del marco de protección de los accionistas de cada país, así como sus leyes de protección ambiental.
Las leyes de protección de los accionistas, mediante las cuales los estados garantizan y protegen sus derechos, emplean una lógica financiera. El estudio encuentra que, en países con leyes fuertes, como Estados Unidos y Australia, por ejemplo, el rendimiento ambiental es más débil en general. Sin embargo, el efecto de la inversión verde es más fuerte, lo que sugiere que está legitimada en tal contexto, aumentando así su eficacia, incluso si eso puede parecer contradictorio.
Al mismo tiempo, cuando los países tienen leyes de protección ambiental estrictas, el impacto positivo de la inversión verde en el rendimiento de las empresas se debilita, mientras que su rendimiento ambiental es mejor, si bien tales resultados se logran mediante la intervención estatal, en lugar de con la inversión verde.
¿Cuáles son las palancas del cambio?
Casi todo el mundo está de acuerdo en que el Estado juega un papel crucial en la lucha contra el cambio climático, pero los líderes públicos no siempre pueden implementar políticas ambientales. Ello se debe a factores políticos, divisiones o incluso guerras. Por esa razón, es vital entender cómo otras herramientas pueden funcionar mejor.
En palabras de los autores: "Si bien tanto la inversión verde como las políticas de protección ambiental tienen una relación positiva con el rendimiento ambiental corporativo, se sustituyen entre sí". Sobre el terreno, ese punto es importante porque la mayoría de los ciudadanos no pueden cambiar las leyes ambientales nacionales, pero pueden, como inversionistas, invertir en verde.
Así, en lugar de limitarse a considerarla un "placebo peligroso" o una "fantasía de negación colectiva", esta investigación muestra evidencias de que la inversión verde puede actuar como un impulso colectivo donde y cuando más se necesita.
Sobre la investigación
Almandoz y Ferraro agradecen el apoyo del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad de España (Proyecto ECO2016-77579-C3-1-P), del Ministerio de Ciencia e Innovación de España (Proyecto PID2019-111143GB-C31), y del Consejo Europeo de Investigación bajo el Séptimo Programa Marco de la Unión Europea (ERC-2010-StG 263604-SRITECH).