IESE Insight
Cómo pueden impulsar las ciudades un crecimiento sostenible
Las ciudades son la columna vertebral de la economía global, aunque también deben hacer frente a algunos retos, como el aumento de la desigualdad y la escasez de recursos.
El ritmo de crecimiento de las ciudades es mayor que nunca. Y no es de extrañar, pues prometen más oportunidades de trabajo, renta y bienestar.
Las comunidades diversas y dinámicas estimulan la creatividad y la innovación, mientras que la concentración de personas, empresas y recursos ofrece ventajas económicas importantes.
Las ciudades se han convertido en los motores indiscutibles de la economía al generar aproximadamente el 80% del PIB mundial.
Pero no todo es de color de rosa. El aumento de la población urbana plantea numerosos desafíos, desde una mayor contaminación hasta la saturación de las infraestructuras y el aumento de la desigualdad socioeconómica, con situaciones de riqueza y pobreza extremas.
En los países emergentes, en los que el crecimiento urbano es especialmente intenso, algunas ciudades ni siquiera pueden garantizar unas condiciones mínimas en cuanto a vivienda y saneamiento. Y ahora que entramos en una nueva era de proteccionismo, podría recaer en los líderes locales la responsabilidad de afianzar el papel de las ciudades como motores de desarrollo y creación de empleo.
Pero, ¿qué pueden hacer al respecto? Al parecer, mucho: si optan por políticas inteligentes y sostenibles, pueden alentar la actividad empresarial, crear puestos de trabajo y optimizar recursos, además de reforzar su potencial para generar riqueza y mejorar la calidad de vida en el ámbito local.
El libro Cities and the Economy apunta la dirección de las políticas necesarias. En este nuevo volumen de la "serie IESE Cities in Motion", que identifica las mejores prácticas urbanas internacionales, los profesores del IESE Pascual Berrone y Joan Enric Ricart, junto con la investigadora Ana Isabel Duch, recomiendan la adopción de un modelo de "desarrollo sostenible e inteligente" que equilibre economía, progreso social y cuestiones medioambientales "de la manera más ecológica y equitativa posible".
Los autores recogen los principales retos y tendencias del desarrollo económico de las ciudades, las mejores prácticas internacionales y destacables historias de éxito.
Las cuatro palancas del desarrollo sostenible
Siguiendo el modelo definido en los otros libros de la serie, los autores explican cómo las ciudades pueden definir una estrategia de desarrollo inteligente a partir de cuatro grandes palancas de cambio.
1. El uso de las nuevas tecnologías e innovaciones está cambiando las operaciones de las empresas y genera nuevos modelos de negocio e incluso sectores económicos. Las plataformas digitales, el big data y el Internet de las cosas son tres herramientas importantes para la economía local. En concreto, se estima que la economía de las apps aportó casi dos millones de puestos de trabajo en la UE en 2015, muchos de ellos en el centro de las ciudades.
El Distrito de la Innovación de Boston, una iniciativa que aunó innovación y planificación urbana, dedicó 500 hectáreas a la promoción de la colaboración y el emprendimiento en 2010. Cinco años después contaba con más de 200 startups (la mayor concentración en Estados Unidos), que habían creado más de 5.000 puestos de trabajo y atraído un volumen de inversión de capital riesgo solo inferior al de la bahía de San Francisco.
2. Políticas, leyes y regulaciones. Sin necesidad de recurrir a la política económica gubernamental, las administraciones locales pueden tomar medidas para impulsar la competitividad y el entorno de negocio de sus municipios. Por ejemplo, con la aprobación de normativas que fomenten la actividad empresarial, el emprendimiento, la innovación, la formación de clústeres y la creatividad.
Un paso tan sencillo como efectivo para mejorar el clima empresarial es reducir la burocracia. La ventanilla única de tramitación de registros y autorizaciones elimina el papeleo ineficiente y a veces kafkiano, con lo que se facilita el emprendimiento y la creación de empleo.
Cuando un grupo de expertos de Kigali, la capital de Ruanda, señaló la falta de coordinación en la tramitación de los permisos de construcción como uno de los principales obstáculos para la actividad empresarial, la ciudad abrió una ventanilla única y una plataforma electrónica para evitar las fricciones administrativas. ¿El resultado? El tiempo medio de tramitación pasó de 125 a tan solo 30 días.
3. El cambio en el comportamiento y las preferencias de los ciudadanos. En general, pero sobre todo las generaciones más jóvenes, buscan otras maneras de consumir y participar en la economía. Este cambio ha allanado el camino para la aparición de nuevos modelos económicos, como el verde, el circular o el colaborativo.
Ciertos modelos de negocio de la economía colaborativa han causado inquietud por la precariedad de las condiciones laborales y la falta de regulación de la prestación de servicios, carencias que deben subsanarse urgentemente. Pero también hay soluciones positivas que tienen en cuenta el interés público, como la ideada por Seúl.
En 2012, la capital de Corea del Sur puso en marcha el proyecto "Sharing City Seoul", que aborda los problemas de transporte, vivienda y medio ambiente a través de iniciativas colaborativas. Las autoridades municipales estiman que la segunda ronda del proyecto creará más de 1.000 puestos de trabajo, reducirá las emisiones de CO2 en casi 30.000 toneladas y supondrá un ahorro considerable para la ciudad y sus habitantes.
4. Las infraestructuras y la planificación urbana deben corresponderse con el crecimiento de la ciudad para que el desarrollo económico sea sostenible. Una asignación de recursos insuficiente o una mala gestión no solo entorpecen el desarrollo económico, sino que agravan la pobreza y la marginación.
Un tercio de la población urbana de los países en desarrollo vive en barrios de chabolas. Para corregir esta situación, las ciudades han de ofrecer servicios urbanos tanto "físicos" como "blandos", o sea, desde infraestructuras, transporte y gestión de residuos hasta sanidad, educación y conectividad.
Esto último es especialmente importante en países en los que el elevado coste de los servicios de comunicación constituye una barrera para la actividad empresarial. Por ejemplo, Lagos (Nigeria) y Bangalore (India) contribuyen a generar oportunidades de negocio al ofrecer wifi en toda la ciudad. Estos "hubs tecnológicos" están atrayendo a emprendedores e innovadores porque les permiten acceder a unos mercados cada vez más hiperconectados.
Aunque no existe una receta única para el desarrollo económico, las ciudades pueden seguir el ejemplo de muchas iniciativas globales que están funcionando. Si valoran su singularidad e identifican y explotan sus ventajas competitivas, las ciudades podrían frenar la desigualdad y la pobreza que las atenazan, al tiempo que catalizan el desarrollo sostenible de la economía.
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