IESE Insight
¿Qué supondrá la guerra de Ucrania para la economía?
Los economistas Núria Mas y Javier Díaz Giménez analizan las últimas previsiones de crecimiento global, el espectro de la inflación, las respuestas políticas y las vulnerabilidades.
Además de una crisis humanitaria muy seria, la invasión de Rusia a Ucrania ha supuesto un golpe económico de grandes repercusiones. ¿Qué consecuencias puede tener esta guerra? Los profesores del IESE Núria Mas y Javier Díaz Giménez lo analizan.
Inflación permanente
Los precios de los alimentos y la energía son componentes importantes de la inflación. Rusia y Ucrania son proveedores clave para Europa. Que los precios están subiendo está claro. "Antes, la pregunta era: ¿la inflación que estamos viviendo es transitoria o permanente? Ahora lo sabemos", responde Javier Díaz Giménez. Será más bien permanente, lo que significa que tendrá un impacto duradero.
Núria Mas también cree en que la guerra cambia por completo el panorama económico. En lugar de una inflación que se suponía temporal y un crecimiento importante, tenemos un escenario diferente. Mas destaca, sin embargo, que existe la posibilidad de que la estanflación termine siendo deflacionaria en el medio plazo.
A medida que se afiance la inflación, "seremos más pobres", advierte Díaz Giménez. Las empresas deben planificar teniendo en cuenta esta posibilidad.
Shock de oferta
"En economía, en pocas palabras, tendemos a pensar en dos tipos de shocks: los de demanda y los de oferta", explica Mas.
Los shocks de demanda son más fáciles de manejar con las herramientas políticas disponibles, porque los Gobiernos pueden gastar más para estimularla.
Sin embargo, lo que está sucediendo ahora es claramente un choque de oferta, porque los altos precios de las materias primas están afectando muy severamente a los productores.
En tal situación, es probable que haya menos crecimiento, pero precios más altos. ¿Qué deben hacer los reguladores? Con tal de estimular la economía, los Gobiernos quizá prefieran no arriesgarse a que los precios suban aún más.
Para analizar el shock actual, Mas recomienda observar de cerca cuatro canales de transmisión: precios de las materias primas, comercio internacional, cadena de suministro y confianza. Si se revisan esos cuatro canales para Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y España, "está claro que todos se han visto afectados negativamente", asevera. Alemania e Italia tienen la mayor exposición. El shock de oferta es claro. Otra cuestión es cuánto va a durar.
Cuatro escenarios
Si bien no sabemos qué sucederá a continuación, pensar en posibles escenarios ayuda con la planificación comercial. Aquí hay cuatro posibilidades:
1. Una guerra prolongada tendría un impacto duradero en los precios de los alimentos y la energía, lo que significa que las tasas de inflación permanecerían altas. Ese es el escenario que parece más probable, dada la feroz resistencia de Ucrania a la ocupación.
2. Un acuerdo diplomático sería el mejor de los casos, con un impacto limitado en la economía. Pero ¿llegaría la paz a tiempo para los cultivos y para aliviar otras presiones sobre los precios? La primavera está aquí y es hora de sembrar.
3. Una escalada, con la entrada de la OTAN, es una posibilidad aterradora. Ahora bien, tenemos que estar preparados, según ambos profesores.
4. Una desescalada, con un Putin debilitado por las sanciones y costes humanos de la guerra, sería más rápida que la opción 1, pero más lenta que la opción 2. Se espera que el PIB de Rusia caiga un 11% este año. Sin embargo, Putin parece decidido a mantener el rumbo.
Dependencia energética
En cualquier caso, "hemos aprendido que Europa es vulnerable por su dependencia energética y que necesita volverse energéticamente autosuficiente", puntualiza Díaz Giménez. Dado que el gas ruso representa el 40% de las importaciones de gas de Europa, ese punto está claro. Profundizando en los detalles, no es fácil encontrar sustitutos, expone Mas. "Tal vez el Reino Unido y Noruega podrían proporcionar un poco más", pero no el suficiente, especifica.
Al igual que con la crisis de la COVID, la respuesta de Europa hasta ahora ha sido unificada y prometedora. Las sanciones financieras a Rusia son una muestra clara. Ahora parece ser el momento de presentar finalmente un plan energético unificado. La Comisión Europea ya ha propuesto un esbozo para reducir el 60% de la dependencia de Europa del gas ruso para diciembre de 2022, impulsando, al mismo tiempo, las energías renovables.
El PIB mundial: más volatilidad por delante
"Se suponía que el 2022 sería un año increíble", recuerda Mas. El año pasado, con la crisis de la COVID amainando, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó un sólido crecimiento mundial del 4,9 % para el próximo. En enero de 2022, con la ola Ómicron, la estimación del FMI se redujo al 4,4% de crecimiento. Muy pronto, a mediados de abril, escucharemos el último pronóstico. "Todo el mundo prevé que será menos de un 4,4%. El gran misterio es ¿cuánto menos? ¿Será un 3,9%? ¿Un 3,4%? ¿Un 3%?", se pregunta Díaz Giménez.
En suma, "mientras el mundo aún se está recuperando de una pandemia, la invasión de Rusia a Ucrania es un golpe brutal que impacta en la economía global", resume Díaz Giménez. "El Banco de Inglaterra y la Reserva Federal de Estados Unidos ya han subidos sus tasas de interés y, por supuesto, eso impacta a toda la economía global", añade el profesor. "La volatilidad y la incertidumbre serán enormes", coincide Mas.
La sesión completa de "War in Ukraine: economic fallout" incluye más información sobre respuestas políticas, geopolítica e impacto en las economías emergentes.