IESE Insight
La globalización en la era de Trump y el 'brexit'
El Índice de Conectividad Global de DHL lleva años demostrando que el mundo está menos globalizado de lo que pensamos. Y vuelve a hacerlo una vez más, aunque sorprendentemente alcanza su punto álgido en la era de Trump y el brexit.
En 2016, Reino Unido votó a favor del brexit y Estados Unidos eligió a Donald Trump, lo que presagiaba un gran retroceso de la globalización, según muchos analistas.
Sin embargo, el Índice de Conectividad Global de DHL 2018 —el primer informe en profundidad sobre la globalización con datos de 2017— lo desmiente. Los datos de conectividad global a escala mundial, regional y de cada uno de los 169 países analizados desde 2001 muestran que la globalización alcanzó un nuevo pico en 2017.
Por primera vez desde 2007, los flujos internacionales de comercio, capital, información y personas aumentaron de forma notable, impulsados por una economía robusta que todavía no se había visto afectada por las políticas proteccionistas implementadas en 2018.
Aun así, Steven A. Altman, Pankaj Ghemawat y Phillip Bastian recuerdan que el mundo sigue estando mucho menos globalizado de lo que pensamos. Tan solo se exporta un 20% de la producción mundial. La inversión extranjera directa equivale al 7% de la formación bruta de capital fijo. Y solo el 3% de la población vive fuera de su país de origen.
Si te sorprenden estas cifras, no eres el único. La mayoría de la gente piensa que el mundo está más globalizado de lo que en realidad está, una falsa creencia que alimenta el miedo a la globalización.
Globalización a dos velocidades
¿Cuál es el país más conectado globalmente? Ni Estados Unidos ni China, que ni siquiera se encuentran entre los diez primeros, sino Países Bajos. Completan el top 10 Singapur, Suiza, Bélgica, Emiratos Árabes Unidos, Irlanda, Luxemburgo, Dinamarca, Reino Unido y Alemania. En general, las economías avanzadas presentan un nivel medio de conectividad mucho más elevado que las emergentes.
Europa, con ocho países entre los diez primeros, es la región más conectada y lidera también los índices de flujos de comercio y personas. Por su parte, Norteamérica, la segunda región más conectada, encabeza los índices de capital e información.
Sin embargo, también hay vida más allá de Europa y Norteamérica. Para empezar, Singapur ocupa el segundo puesto del índice general y el primero en la clasificación por el tamaño de la actividad internacional respecto a la doméstica. Además, los flujos internacionales superan todas las expectativas en países en desarrollo como Camboya, Malasia, Mozambique y Vietnam. En general, los buenos resultados de los países del Sudeste Asiático evidencian el impacto globalizador de las cadenas de suministro regionales.
Con todo, la intensidad y la profundidad de la globalización en las economías avanzadas no suelen ser las mismas que en las emergentes. La intensidad del comercio internacional es similar en ambos casos, pero las economías avanzadas se caracterizan por una profundidad tres veces mayor en los flujos internacionales de capital, cinco veces en los de personas y nueve veces en los de información. Por otra parte, la mejora de la conectividad global en las economías emergentes se ha estancado desde la crisis financiera de 2008.
Un debate encendido
El debate de la globalización se caracteriza por las fuertes convicciones de defensores y detractores, además de importantes errores de apreciación. Por ejemplo, los autores subrayan que la mitad de todos los flujos internacionales se producen entre cada uno de los países y sus tres principales emisores y receptores, lo que pone de manifiesto hasta qué punto la distancia y las diferencias entre países siguen limitando sus interacciones, y ello pese a los avances en transporte y telecomunicaciones.
Muchas de las políticas proteccionistas prometidas en 2016 entraron en vigor en 2018, mientras que este año será el del brexit, con acuerdo o sin él. Aunque la globalización se enfrenta a amenazas, los autores advierten que darla por muerta es una exageración, tanto como declararla madura hace diez años.
La diferencia entre la percepción y la realidad de la globalización puede tener muchas repercusiones. El informe destaca el caso de la inmigración, un tema político de gran importancia y protagonista de las campañas a favor del brexit y Trump. Como explican los autores, "los ciudadanos a ambos lados del Atlántico creen que conviven con más del doble de inmigrantes de los que hay en realidad y, cuando se les informa de los porcentajes reales en su país, cae la proporción de los que ven la inmigración como un problema". Sin duda, el debate sobre la globalización debe basarse en datos reales, no ficticios.
Los políticos serán claves en la evolución de la globalización. Y deben ser conscientes de que las conclusiones de este índice, respaldadas con datos, son claras: el aumento de la conectividad influye positivamente en el crecimiento.
La buena noticia es que, teniendo en cuenta que el nivel de globalización es inferior a lo que se suele pensar, incluso los países más conectados tienen un gran margen para profundizar o ampliar sus flujos internacionales.