IESE Insight
Lecciones de Fukushima: por qué deberías hacer pública tu información medioambiental
Revelar emisiones de carbono es voluntario, pero puede ser beneficioso en una eventual catástrofe.
El terremoto y tsunami que sacudieron Tohoku en marzo de 2011 desencadenaron un catastrófico accidente en la planta nuclear de Fukushima Daiichi, con consecuencias económicas, medioambientales y sociales de larga duración. Tanto es así que, doce años después, la propuesta de verter las aguas residuales tratadas ha generado un conflicto con China.
El desastre de Fukushima fue una excepción, pero la previsión y planificación de desastres debe integrarse en el análisis de riesgos de una empresa. El profesor del IESE Pietro Bonetti, junto con Charles H. Cho y Giovanna Michelon, han analizado los resultados reales de la catástrofe japonesa sobre el coste de capital de las empresas niponas. Los resultados del estudio se han publicado en European Accounting Review.
En los años posteriores a la catástrofe, el coste del capital de las empresas niponas aumentó aproximadamente dos puntos porcentuales. Pero hubo un atenuante importante: las empresas que habían publicado las emisiones de carbono en sus informes financieros antes del tsunami experimentaron un menor aumento del coste del capital: 1,2 puntos porcentuales.
Reporting medioambiental, un ejercicio voluntario pero valioso
Revelar información medioambiental suele considerarse un ejercicio de RSC, pero el estudio va más allá y sugiere que este tipo de información proporciona a los inversores datos muy valiosos en caso de una crisis energética.
Tras la catástrofe de Fukushima, se cerraron todos los reactores nucleares del país, lo que provocó una considerable escasez de suministro energético y una preocupación por su disponibilidad y asequibilidad. Para los inversores, era necesario saber qué empresas eran vulnerables y hasta qué punto eran conscientes y estaban preparadas para hacer frente a este tipo de sucesos. Además, el cambio de energía nuclear "limpia" a combustibles fósiles suponía un riesgo, lo que despertó el temor a posibles acciones regulatorias para reducir la contaminación. La publicación de información medioambiental ofrecía información esencial sobre el riesgo operativo de la empresa.
Si bien la publicación de emisiones de carbono no evitó el aumento del coste del capital de las empresas tras la catástrofe, aquellas que previamente habían desvelado información sobre la gestión de sus políticas energéticas experimentaron un menor impacto.
Cambio de prácticas en la publicación de informes
Viendo que las empresas que habían hecho pública su información medioambiental experimentaban un menor impacto en el coste de capital tras el evento de Fukushima, otras compañías han seguido su ejemplo y han añadido datos sobre las emisiones de carbono en sus informes.
Aunque publicar información medioambiental no es un proceso inmediato –dado que se trata de datos que pueden ser difíciles de recopilar–, tras la catástrofe, Bonetti y sus coautores observan que muchas empresas cambiaron sus prácticas. Así, dedicaron la mayor parte de sus informes de sostenibilidad a la información medioambiental, utilizaron más cifras e incluyeron más referencias a los resultados a largo plazo y a las políticas de futuro en comparación con los informes previos al accidente de 2011.
Una táctica cínica, pero aparentemente efectiva: la diferencia en el coste del capital entre las empresas más transparentes y las que no revelaban su información se redujo en los años posteriores a Fukushima. "Este resultado es coherente con la conclusión de que las empresas que no publicaban información han aumentado posteriormente su información medioambiental para reducir los efectos sobre el coste del capital a largo plazo", afirma Bonetti.
Lo anterior respalda la idea de que la información medioambiental no es simplemente buena publicidad. En momentos de inestabilidad, puede demostrar de forma tangible que una empresa se toma en serio la dependencia energética y sus riesgos.
Sobre la investigación
El estudio analizó una muestra de 4.216 observaciones anuales de 392 empresas niponas durante el periodo 2002-2013.