IESE Insight
¿Cómo sería el mundo si...? 10 preguntas para construir un futuro más ético
Un mayor y mejor diálogo sobre lo que realmente importa nos beneficiaría a todos. ¿Cómo sería el mundo si centrásemos los temas de debate en la esperanza, la libertad y la creación de buenas comunidades?
Mira a tu alrededor. La ética está en todas partes. Un repaso a los titulares descubre cuestiones relacionadas en las secciones de política, negocios, salud, tecnología, deportes, ocio, cultura popular, religión, comunicación, familia, derecho... cualquiera que se te ocurra. ¿Cómo podemos dar sentido a toda esta “confusión floreciente y zumbante”, en palabras del filósofo William James?
El auge de las cuestiones éticas responde a muchos factores.
- En primer lugar, el mundo se ha hecho más pequeño: los conflictos éticos nos parecen más acentuados porque somos más conscientes que nunca de ellos.
- Segundo, la confluencia de culturas y maneras de entender el mundo apunta a la necesidad de un concepto de la ética más integral que permita mantenernos en el planeta.
- Tercero, hay quienes piden una vuelta a la idea de espacio cívico, en el que grupos diversos pueden coincidir para discutir, en el mejor sentido de la palabra, sobre la dirección que deberían tomar nuestra cultura, economía, gobierno y sociedad en el futuro.
- Por último, muchos más exigen un mayor liderazgo moral. Como observó un panel en el Foro Económico Mundial en Davos, “los líderes empresariales, inversores y consumidores afrontan la cuestión de qué posturas éticas y morales deben adoptar en el nuevo orden mundial surgido tras la crisis económica mundial”.
Todas estas razones son correctas en parte y todas ellas apuntan a la necesidad de un mayor diálogo entre las distintas generaciones, sociedades, clases sociales, razas, religiones, norte y sur, este y oeste y demás contingencias de la vida. La ética ha de ser la protagonista de este diálogo.
En otras palabras, hemos de remoralizar el debate sobre qué significa tener una buena vida y crear buenas comunidades.
Que quede claro: cuando hablo de remoralizar, no estoy defendiendo un movimiento reaccionario hacia el fundamentalismo. Creo que el fundamentalismo entendido como una adopción irreflexiva y acrítica de soluciones que han funcionado en el pasado es lo que, en parte, nos ha metido en el lío en el que estamos. Cualquiera que no quiera dialogar, es parte del problema y no de la solución.
Remoralizar nuestro debate significa articular ciertos principios de cada una de las instituciones que nos ayudan a descubrir nuestros verdaderos propósitos, para después mantener un diálogo constante sobre dichos principios y propósitos.
Lo lógico sería que nuestros líderes, sobre todo los políticos y empresariales, mantuvieran automáticamente ese nivel de diálogo. Juntos, podemos hacer que nuestras instituciones giren en torno a la esperanza y la libertad.
La única limitación para crear un mundo más ético reside en nuestra propia imaginación. Moral Imagination and Management Decision Making, el libro de Patricia Werhane, argumenta precisamente que la razón de que empresas respetables cometan actos contrarios a la ética es que sus directivos carecen de la imaginación para cambiar sus modelos mentales y actuar de otra manera.
En mi opinión, es preciso abrazar una actitud experimental para ejercitar plenamente nuestra imaginación moral.
He aquí diez preguntas que te ayudarán a dar fuelle a tu pensamiento ético. ¿Cómo sería el mundo si…
- contáramos con una mancomunidad de naciones unidas para la creación de valor y el comercio?
- las mujeres gobernaran durante los próximos cien años?
- los generales tuvieran que ser madres?
- los políticos dejasen de destriparse los unos a los otros?
- las empresas se vieran a sí mismas como parte de la comunidad y se dedicaran a mejorarla?
- los ejecutivos y, de hecho, todos los empleados, vieran su trabajo como una manera de crear valor para los distintos grupos de interés y mejorar su nivel de vida?
- las empresas fueran más claras y transparentes sobre lo que defienden?
- obviáramos la competencia con los demás y creáramos una competencia con nosotros mismos para mejorar y aprender más?
- valores como la cortesía, la integridad, la perseverancia y la responsabilidad fueran los protagonistas en nuestras escuelas?
- valoráramos la labor de nuestros maestros y profesores tanto como valoramos a nuestros atletas y estrellas de rock?
Al entablar un debate sobre ética, hemos de evitar que el diálogo derive en un hipócrita ejercicio moralizante. En cualquier caso es hora de que elevemos el nivel de nuestro debate público con todas las instituciones y hagamos del mundo un lugar mejor. Nuestro futuro depende de ello.
Este artículo se basa en una conferencia de R. Edward Freeman y aparece publicado en la revista IESE Insight 4 (primer trimestre de 2010).