IESE Insight
Cuatro claves para hacer más "verde" la ciudad
Información en tiempo real sobre el consumo energético de los edificios, parques "de bolsillo"... Estas son algunas de las mejores prácticas que Pascual Berrone, Joan Enric Ricart y Ana Duch T-Figueras identifican en un libro cuyo objetivo es conseguir ciudades que contribuyan a mejorar el medioambiente.
Nuestro planeta soporta ciudades que crecen más y más rápidamente que nunca. Responsables de la mayor parte del gasto energético y de las emisiones de gases de efecto invernadero, las zonas urbanas son también las que más contribuyen al ruido y la contaminación del aire, del agua y de la tierra.
Por otra parte, generan grandes cantidades de residuos, son consumidoras voraces de recursos naturales y, además, particularmente vulnerables a los desastres naturales y al cambio climático. Dadas las tasas actuales de urbanización, el impacto medioambiental de las ciudades es una preocupación urgente.
¿Cómo pueden los gestores municipales desarrollar e implementar iniciativas innovadoras para mitigar los efectos medioambientales negativos de la urbanización? Teniendo en cuenta su alta densidad de población y la posibilidad de una asignación de recursos más eficiente, ¿pueden las áreas urbanas ofrecer ventajas medioambientales y ser parte de la solución?
En un libro sobre ciudad y medioambiente, el primero de una nueva serie que identifica las mejores prácticas urbanas internacionales, los profesores del IESE Pascual Berrone y Joan Enric Ricart, junto con la investigadora Ana Isabel Duch T-Figueras, plantean varios objetivos:
- Analizar los principales desafíos medioambientales a los que se enfrentan los gobiernos de las ciudades.
- Catalogar las mejores prácticas urbanas internacionales sobre cuestiones medioambientales.
- Ayudar a los gestores urbanos y a los responsables políticos de todo el mundo a desarrollar ideas innovadoras y nuevas estrategias en sus esfuerzos para crear zonas urbanas verdes, sostenibles y resistentes que puedan mejorar la calidad de vida de las personas.
Cuatro palancas para la gestión urbana sostenible
En el análisis de "las mejores prácticas internacionales y soluciones inteligentes para ciudades sostenibles y resistentes", los autores han definido cuatro grandes palancas para conseguir un modelo de gestión urbana inteligente:
1. Nuevas tecnologías aplicadas e innovaciones para encontrar opciones energéticas alternativas que sean económicas y optimicen el uso de la energía, mejorando así la eficiencia y reduciendo las emisiones.
Una buena práctica citada en el libro es el uso de "redes inteligentes", es decir, redes eléctricas que controlan automáticamente los flujos de energía a través de contadores inteligentes y redes de comunicación interconectadas, como las que ya usa Málaga. Mientras que la ciudad española sirve de "laboratorio viviente" para el futuro de estas tecnologías, los contadores inteligentes ya han conseguido un ahorro energético del 25% durante los primeros cinco años del proyecto (2009-2013).
Otra innovación tecnológica citada es la conversión de basura en energía a partir de residuos sólidos, como ocurre en Belo Horizonte. En esta ciudad brasileña, con más de cinco millones de personas, el gobierno municipal inició el proyecto para generar energía a partir de la basura con la ayuda del sector privado y otras asociaciones. En 2011, la nueva planta de electricidad en el vertedero de la ciudad aportó la energía necesaria para unas 30.000 o 35.000 personas. Las emisiones de gases de efecto invernadero, por su parte, se redujeron.
2. Políticas, leyes y regulaciones, que son clave para formar y facilitar el mercado de la economía "verde" y el sector de la energía limpia. Esta palanca también permite a las ciudades desarrollar sus propios planes de sostenibilidad para mitigar el cambio climático, como en el caso de Vancouver y su Greenest City 2020 Action Plan. El alcalde de la ciudad puso en marcha el ambicioso proyecto en 2009 y estableció objetivos para reducir un 33% las emisiones de gases de efecto invernadero.
3. Cambio en el comportamiento y las preferencias de las personas. Los proyectos y las campañas que favorecen un cambio de comportamiento han demostrado ser muy eficaces. Por ejemplo, la iniciativa Envision Charlotte proporciona a propietarios y personas que trabajan en sus edificios información sobre el consumo energético de los edificios casi en tiempo real, lo que fomenta hábitos que ayudan a ahorrar energía. Desde el inicio de Envision Charlotte, se estima que los negocios del centro de Charlotte han ahorrado unos diez millones de dólares.
4. Infraestructura y planificación urbana. Desde edificios verdes hasta un uso más imaginativo de los espacios dentro de las áreas urbanas, los proyectos de infraestructuras sostenibles y las políticas de uso de la tierra son clave para crear ciudades ecológicas y resistentes. Un ejemplo citado es la incorporación de parques "de bolsillo" en zonas con poco espacio disponible, como en la ciudad de Nueva York.
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