
IESE Insight
Necesitamos bancos locales para hacer frente a las catástrofes naturales
Los bancos locales tienden a conceder más créditos que los grandes a las empresas que intentan reconstruirse tras un desastre climático, fortaleciendo así la economía.
Por Carles Vergara
El cambio climático está aumentando la frecuencia e intensidad de los desastres naturales, dejando a las comunidades afectadas ante el reto de reconstruirse tras la devastación. Más allá de la tragedia humana y material, está el impacto económico, tanto para los individuos como para las empresas. A menudo, estas se ven obligadas a buscar financiación para evitar el cierre, un escenario que puede generar un efecto dominó en la economía local con la pérdida de empleo y la disminución del gasto.
Según mi nueva investigación, en la que también participa mi colega Xavier Vives, son los bancos locales –y no los grandes– los que con mayor probabilidad están a la altura de las circunstancias. La razón es bien simple: los bancos locales cuentan con las competencias necesarias para evaluar a las empresas en función su historial y potencial de recuperación, apoyándose en las relaciones personales y el conocimiento del entorno (lo que se conoce como información “blanda”). En cambio, las grandes entidades financieras basan sus decisiones de crédito exclusivamente en datos financieros y evaluaciones de garantías, lo que las hace más propensas a reducir o retirar su apoyo financiero tras un desastre.
Mis coautores y yo analizamos todos los préstamos comerciales registrados por el Banco de España entre 2004 y 2017, centrándonos en los patrones de concesión antes y después de los incendios forestales. Examinamos los registros de préstamos tanto de bancos locales como de bancos grandes para evaluar cómo cambiaban sus prácticas crediticias para las empresas en las zonas afectadas. El estudio combinó datos financieros de casi 770.000 compañías al año con registros detallados de incendios forestales. Gracias a este robusto conjunto de datos, pudimos aislar el impacto de las catástrofes climáticas en la concesión de préstamos y los resultados económicos de las empresas.
Bancos locales vs. foráneos
La recuperación económica de las zonas damnificadas depende en gran medida del acceso al crédito. Eso permite a las empresas reconstruirse, mantener sus operaciones y conservar empleos. Cuando los negocios se ven obligados a cerrar por falta de crédito, las consecuencias para la economía local son devastadoras y a largo plazo, ya que el descenso demográfico, la reducción de ingresos fiscales y la caída de la productividad que conllevan limitan las posibilidades de crecimiento.
Nuestro estudio revela una tendencia clave en la recuperación económica de las zonas afectadas por desastres naturales: mientras los bancos locales sostienen el flujo de préstamos a las empresas, facilitando su recuperación y preservando el empleo, las entidades foráneas tienden a reducir drásticamente la oferta de créditos, especialmente a compañías con baja transparencia financiera. Esta diferencia responde a la forma en que operan las grandes entidades bancarias. Sus modelos estandarizados de evaluación de riesgo los hacen más cautelosos al conceder financiación en regiones golpeadas por catástrofes climáticas. Estas metodologías ignoran las particularidades de las economías locales y su capacidad de recuperación, lo que lleva a un retiro o reducción del nivel de préstamo disponible.
Además, los bancos de mayor tamaño priorizan a sus accionistas y estrategias de gestión de riesgos, favoreciendo las inversiones seguras. Como resultado, cuando una región se ve afectada por una catástrofe natural, estas entidades optan por trasladar sus operaciones a otros mercados (más estables), dejando un vacío de crédito que ralentiza la recuperación, especialmente si no hay bancos locales que se hagan cargo.
A diferencia de las entidades financieras de fuera, los bancos locales poseen un conocimiento más profundo del contexto en el que operan las empresas de la región, lo que les permite evaluar el valor del negocio y su capacidad de recuperación, en lugar de basar sus decisiones únicamente en la situación del estado de emergencia temporal que atraviesa el cliente. No es solo que los bancos pequeños inviertan más en el cliente local por falta de alternativas; nuestra investigación confirma que sus criterios de selección de crédito generan un retorno positivo sobre la inversión. Además, al analizar los préstamos concedidos por estos bancos tras fenómenos climáticos extremos, como los incendios forestales, descubrimos que la tasa de impagos no aumentó en comparación con otras entidades.
Implicaciones para los políticos
Tradicionalmente, se ha argumentado que las grandes entidades bancarias desempeñan un papel importante en la recuperación de la economía local tras una crisis, ya sea por un desastre natural u otro shock económico. La lógica subyacente es que, al contar con carteras diversificadas, estos bancos tienen mayor capacidad para absorber el impacto y, por lo tanto, mitigar los efectos de la crisis en el sistema financiero en su conjunto.
Sin embargo, esta visión pasa por alto un factor clave: cuando los grandes bancos se retiran de las zonas afectadas y restringen el acceso al crédito, el impacto económico no es inmediato, pero sí profundo a largo plazo. En otras palabras, una menor disponibilidad de crédito ralentiza la actividad empresarial y provoca la desaparición de negocios, lo que repercute en el empleo, el consumo y la estabilidad económica de la comunidad.
De hecho, la disponibilidad de crédito es determinante en la estabilidad del empleo. En las regiones afectadas por desastres naturales donde solo operaban grandes entidades, la reducción en la concesión de préstamos se tradujo en un aumento del desempleo. En cambio, en las comunidades con una fuerte presencia de bancos locales, el empleo se mantuvo estable, porque las empresas pudieron acceder al capital necesario para seguir operando y mantener su plantilla.
Nuestra investigación subraya que el sistema financiero existe para financiar a las empresas y, por extensión, la economía. Por eso, cuando aparece un vacío de crédito, ocurre lo contrario: la recuperación se ralentiza y las comunidades afectadas enfrentan mayores dificultades para salir adelante.
Para mitigar el impacto económico de las catástrofes naturales, es fundamental que los bancos centrales fortalezcan el papel del sistema de la banca local. Asimismo, los responsables de políticas públicas deben reconocer el valor de la información cualitativa (“blanda”) en la evaluación financiera y fomentar marcos regulatorios que incentiven su uso. La excesiva dependencia de modelos rígidos de calificación de la deuda penaliza a las empresas afectadas por interrupciones temporales vinculadas con el clima.
En definitiva, es clave reconocer la contribución de los bancos locales. Fortalecer su función no solo ayuda a las comunidades a resistir y recuperarse más rápido de las crisis económicas locales, sino que también contribuye a la construcción de un ecosistema financiero más estable y sostenible a largo plazo.
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