IESE Insight
Tres pasos para dar con la cartera de inversión óptima
La asignación de activos es una de las decisiones más importantes para un inversor. Dar con la cartera correcta de acciones, bonos y otros títulos debería ser un ejercicio sencillo e intuitivo, pero también ir más allá de la vieja fórmula de hacer coincidir nuestra edad con el porcentaje de bonos. Javier Estrada propone un método en tres pasos.
¿Está planificando su cartera de inversión? En un artículo publicado en Journal of Asset Management, el profesor del IESE Javier Estrada ofrece un método para asignar activos en tres sencillos pasos.
"Determinar la cartera óptima de acciones, bonos y otros títulos es una combinación de arte y ciencia", asegura Estrada. Y también una de las decisiones más importantes que han de tomar los inversores. De ahí que el profesor se propusiera articular un método de asignación de activos relativamente sencillo pero eficaz.
El resultado es un sistema de tres pasos que ha bautizado como GHAUS, acrónimo en inglés de las siguientes variables:
- Objetivo.
- Periodo de tenencia.
- Tolerancia a las pérdidas.
- Potencial alcista y bajista.
- Periodos de tenencia más cortos.
Preparados, listos... ¡ya!
Estos son los tres pasos que Javier Estrada recomienda a los inversores.
1. Empezar por establecer el objetivo y el periodo de tenencia de la inversión. Por ejemplo, ¿se hace con la vista puesta en la jubilación? ¿Para pagar la universidad de los hijos? ¿O lo que se busca es una rentabilidad a un año o un plazo parecido?
2. Evaluar las correspondencias de riesgo y rentabilidad de una serie de combinaciones posibles. Este es el paso en el que se valoran las cinco variables mencionadas. El profesor ilustra el potencial alcista y bajista con los datos de la rentabilidad de las acciones y los bonos estadounidenses a lo largo de cincuenta años, divididos en distintos periodos.
Estas pérdidas y ganancias hipotéticas, así como la probabilidad de alcanzarlas a partir de los datos históricos, son fundamentales en la valoración del riesgo.
Por ejemplo, si invirtiéramos 100.000 dólares en renta variable y mantuviéramos la inversión durante cinco años, tendríamos una probabilidad del 11% de perder 8.326 dólares, según los cálculos de Estrada.
Si aumentáramos el porcentaje de renta fija de esta cartera hipotética, reduciríamos el potencial bajista y limitaríamos el alcista. El ejercicio de calcular los distintos resultados a partir de los datos históricos puede ayudar a los inversores a hallar el punto óptimo, es decir, aquel donde tanto los escenarios positivos como negativos son aceptables.
"Cabe insistir en que el foco del análisis debe ponerse en la probabilidad y la magnitud de las pérdidas de las combinaciones factibles, y no en su rentabilidad esperada", explica Estrada. ¿La razón? "Es mucho más probable que un inversor se retire si las pérdidas son más frecuentes o altas de lo que puede soportar que si es menos rentable de lo que le gustaría". De hecho, los estudios muestran que los inversores tienden a ser más sensibles a las pérdidas que a las ganancias.
3. Repetir el segundo paso, pero en periodos de tenencia más cortos. Estrada busca con ello ilustrar cómo las oscilaciones a corto plazo afectan a un inversor que ahorra de cara a su jubilación, para la que todavía pueden faltar décadas.
Este último paso (a repetir tantas veces como sea necesario) ayudaría a los inversores a dar con una asignación de activos óptima, ya que es como un test de estrés a los bandazos en la valoración de su inversión.
Estrada recomienda el método GHAUS porque es sencillo e intuitivo. También destaca que "capta el potencial bajista mediante la probabilidad y la magnitud de las pérdidas esperadas, que para la mayoría de los inversores son más significativas como medida de riesgo que la volatilidad".
Sobre la investigación
El autor parte de los datos de un periodo de cincuenta años para ofrecer ejemplos concretos de escenarios bajistas y alcistas en carteras de renta fija y variable. La primera consiste en letras a 12 meses del Tesoro de Estados Unidos y la segunda en valores del S&P 500. En total, calcula la rentabilidad nominal de 21 escenarios de asignación de activos en tres periodos de tenencia diferentes.