IESE Insight
Retrato robot del 'business angel' en España
La nueva generación de inversores privados cada vez tiene un papel más relevante en el ecosistema emprendedor. ¿Cuál es su perfil? Según un estudio, los business angels en España son más jóvenes de lo que se creía y suelen coinvertir en proyectos digitales.
A diferencia de la imagen que se suele tener, la mayoría de los business angels en España no han cumplido los cincuenta, su radio geográfico de inversión es amplio y comparten sus proyectos con otros socios.
Así lo indica el Informe business angels AEBAN 2016, realizado por el profesor del IESE Juan Roure y Amparo de San José en colaboración con la Asociación Española de Redes de Business Angels.
El estudio destierra clichés y proporciona datos objetivos acerca de la actividad de estos inversores, identificando las principales tendencias y los retos a superar.
Un perfil bastante definido
Los datos muestran cierta convergencia del perfil español con el de este tipo de inversores en otros países con mayor tradición.
- Hombre. La incorporación de las mujeres a este segmento de inversión sigue siendo muy reducida, ya que representan solo el 8% del total. Es un porcentaje bastante inferior al de mercados más avanzados como Estados Unidos (20%) o Reino Unido (14%).
- Más joven de lo esperado. Solo un 14% de los business angels supera los 55 años y el 44% está por debajo de los 45, la misma proporción que en Reino Unido. Esto contradice la imagen tradicional de empresario o directivo ya maduro que ha abandonado su actividad principal y dispone de tiempo para invertir.
- Ámbito de acción poco local. Tradicionalmente se ha supuesto que la inversión ángel se realizaba en el entorno geográfico próximo. Pero los datos muestran que más de la mitad de los inversores (55%) no tienen problemas para invertir en cualquier parte del país. Y un 29% está abierto a las inversiones en el extranjero, un porcentaje bastante superior al de estadounidenses y británicos.
- Trayectoria de inversión corta. Hay una elevada proporción de nuevos inversores. Seis de cada diez han empezado a invertir en los últimos cinco años. Y tan solo un 17% tiene más de diez años de experiencia.
- Cartera subóptima. La limitada trayectoria de la mayoría de los business angels probablemente influye en que un 44% tenga entre manos de uno a cinco proyectos, y menos del 30% supere los diez.
- Buena capacidad de inversión. Hasta un 60% declara disponer de más de 100.000 euros al año para invertir, una cantidad suficiente para lograr una cartera de inversiones diversificada.
- Entorno sobre todo digital. Predomina la inversión en startups de Internet y digitales, que copan el 75% de las carteras. Medios de comunicación y contenidos digitales, comercio y distribución (incluido el comercio electrónico) o servicios son los sectores más populares.
- En compañía de socios. Menos del 2% invierte en solitario. Lo más habitual es afrontar los proyectos en compañía de otros business angels (88%); un 63% se ha beneficiado de programas públicos de coinversión; un 56% ha participado en alguna inversión con fondos de capital riesgo; y un 21% ha optado por invertir con plataformas crowdfunding.
- Paciente. Más del 40% de los business angels descartan realizar desinversiones este año, un dato en el que probablemente influya los pocos años de actividad de la mayoría.
- No aprovecha las deducciones fiscales. Aunque los distintos instrumentos de financiación para emprendedores están muy extendidos, el uso de la deducción fiscal para la inversión es muy limitado, y solo el 27% la han utilizado.
- Culpa de los fracasos a los emprendedores. La mayoría de business angels consideran poco relevantes una hipotética falta de apoyo por su parte o cuestiones del entorno sobre las que no se tiene control en el fracaso de un proyecto. Y también quitan hierro a la falta de financiación. Sin embargo, un 60% atribuyen el fracaso de la inversión a la capacidad de los emprendedores para gestionar el crecimiento.
Retos pendientes
El informe también llama la atención sobre una serie de cuestiones que permitirían mejorar la actividad de los business angels. Entre ellas, se encuentran ampliar el número de inversiones para diversificar y reducir el riesgo; fomentar su profesionalización a través de la formación, y sensibilizar sobre el valor que aporta la transparencia y el intercambio de experiencias con otros inversores.
Los autores también reclaman un mejor tratamiento por parte de la Administración pública mediante la simplificación de los trámites, la inclusión de la inversión a través de vehículos societarios y la ampliación de las deducciones.