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Se necesita directivo. Destino: Brasil
Hay aspectos que toda empresa y directivo deberían conocer antes de iniciar un proceso de asignación a Brasil.
Muchos directivos españoles que trabajan en Brasil coinciden en calificar a la sociedad brasileña como acogedora y creativa, y destacan su profesionalidad. Sin embargo, algunos reconocen que la experiencia de la expatriación puede verse ensombrecida por una gestión deficiente o inadecuada desde la matriz.
Los trámites burocráticos y el desconocimiento de la lengua y la cultura pueden complicar un proceso de asignación internacional que, bien gestionado, puede ser una experiencia muy enriquecedora tanto para los directivos como para las empresas.
El informe Destino: Brasil, de José Ramón Pin, Pilar García Lombardía y Ángela Gallifa, ofrece una hoja de ruta para que la expatriación a este país sea un éxito y recoge las opiniones de algunos directivos españoles que se animaron a dar el paso y trabajan en Brasil.
Una oportunidad para las empresas españolas
Fronterizo con prácticamente todos los países latinoamericanos, Brasil es la puerta de entrada al mercado iberoamericano. Es el quinto país más grande del mundo y el mayor de América Latina. Su diversidad geográfica lo convierte en uno de los principales exportadores mundiales de materias primas.
Gracias a su enorme mercado interno, las perspectivas de desarrollo económico del país son positivas. De hecho, Brasil está viviendo su mejor momento desde los años 60. La crisis mundial le afectó en 2009, pero un año después empezó a recuperarse y hoy presenta datos de crecimiento del PIB cercanos al 4%, con un nivel de endeudamiento que va en descenso.
Fruto de este ritmo de crecimiento, Brasil necesita más directivos de los que es capaz de producir, lo que le convierte en una oportunidad profesional. Sin embargo, el efecto aspiradora de Brasil puede suponer un riesgo a tener en cuenta por parte de la empresa, pues aumenta las posibilidades de que el ejecutivo expatriado no regrese y sea "fichado" por una empresa brasileña.
No todo son luces en el país austral: la distribución de ingresos entre la población brasileña es una de las más dispares del mundo. Además, Brasil necesita mejorar las infraestructuras, que son escasas y poco competitivas. La organización del Mundial de Fútbol en 2014 y de los Juegos Olímpicos en 2016 puede ser un buen incentivo para impulsar estas mejoras.
España y Brasil prácticamente se dieron la espalda hasta 1996, cuando la celebración de Expotecnia dio visibilidad al país y una reforma de su Constitución redujo el proteccionismo y facilitó la inversión extranjera. Desde entonces, las relaciones entre los dos países se han ido estrechando y hoy la mayor parte de las empresas del Ibex 35 están presentes en el gigante americano. Brasil es actualmente el mayor receptor de inversión extranjera directa de toda América Latina.
En un momento en el que la recesión empuja a buscar nuevos mercados y a internacionalizarse, Brasil es un destino a tener muy en cuenta tanto por las empresas españolas como por los directivos, aunque las barreras burocráticas y ciertas políticas de tipo proteccionista pueden complicar la marcha de los negocios y el proceso de expatriación de trabajadores.
Vivir y trabajar en Brasil
Brasil es diferente al resto de América Latina en idioma, costumbres, cultura y desarrollo económico. "Hay diferencias culturales, y la manera de trabajar y de entender los negocios es distinta", explica un directivo que lleva medio año en el país.
Por el tipo de negocio y los sectores de mayor potencial (infraestructuras y energía), el expatriado a Brasil encaja más con un perfil técnico y de nivel medio-alto.
Las diferencias en el idioma y de sistema educativo, así como las condiciones de los visados de trabajo temporal (oscilan entre los 2 y 4 años) pueden hacer recomendable la selección de profesionales solteros, que suelen encajar mejor en estancias relativamente cortas.
El coste de la vida de Brasil es el más elevado de América Latina, sobre todo en las principales ciudades de Sao Paulo, Rio de Janeiro y Brasilia. La ropa, el transporte, los productos de cuidado personal y el ocio son sustancialmente más caros que en España, mientras que la diferencia de precios en alimentación y vivienda es menor.
La inseguridad es una de las lacras del país y es necesario tomar ciertas precauciones. Si se opta por vivir en una casa, es recomendable que sea en una urbanización con vigilancia. A la hora de desplazarse, es aconsejable hacerlo en coche, preferentemente de día y acompañado.
Vida laboral
En Brasil, los sueldos de los ejecutivos son más altos que en España, en línea con el coste de la vida, por lo que las condiciones de la asignación en cuanto a retribución y posibles ayudas deben ser consideradas cuidadosamente.
El presidente de una organización puede cobrar una media de 12.400 euros al mes; un director financiero, en torno a los 8.200, y un recepcionista, sobre los 430 euros, cifras que muestran las desigualdades que existen en la distribución de la renta.
El horario laboral es largo y suele extenderse desde las 8:30 de la mañana hasta más allá de las 6 de la tarde. En Sao Paulo, por ejemplo, es frecuente prolongar la jornada laboral hasta las 9 de la noche. No es habitual, sin embargo, trabajar los fines de semana.
La cultura brasileña es bastante similar a la española. El contacto físico es un elemento importante en la comunicación. "Para hacer negocios se necesita tiempo, mucha relación y mucho diálogo", comenta un directivo expatriado a Brasil.
Las charlas informales juegan un papel clave, y es habitual que directivos y subordinados almuercen juntos hablando de lo que han visto en la televisión o de fútbol, que en Brasil es casi "una religión", explica un ejecutivo.
"El gran problema de los empresarios españoles que desembarcamos en Brasil es que cometemos el error de minusvalorar esta sociedad", advierte un directivo que lleva varios meses trabajando allí. Brasil es un gran país que merece ser admirado por muchas razones, entre ellas, "su gran profesionalidad", añade otro ejecutivo que trabaja desde hace cinco años en el gigante americano.
Los trabajadores extranjeros necesitan visado de residencia y permiso de trabajo. Los españoles no necesitarán visado si viajan como turistas o en viaje de negocios, pero en estos casos la estancia no podrá superar los tres meses. La complejidad burocrática es una de las principales dificultades: se puede tardar hasta seis meses en arreglar todos los papeles.
"Paciencia, tesón y esfuerzo" son los consejos de un directivo español desplazado a Brasil desde hace un año y medio. Eso y "una concienzuda planificación previa". Bien preparada, "la experiencia de Brasil supone un reto muy interesante y una gran oportunidad de enriquecimiento profesional".