IESE Insight
El impacto del 'big data', la IA y el 'blockchain' en las finanzas
El maridaje entre finanzas y tecnología ha dado lugar a nuevos actores que están transformando el sector. Se conocen como fintech y prometen servicios financieros más económicos y flexibles para las empresas de todos los sectores.
A finales de 2017, la empresa Long Island Iced Tea cambió su nombre por el de Long Blockchain y consiguió que sus acciones se revalorizaran hasta un 289% a pesar de estar registrando pérdidas. Este episodio acabó de convencer al presidente de la SEC de la necesidad de emitir una advertencia sobre compañías que añadían la palabra blockchain a su nombre sin usar esta tecnología.
Se trata de un ejemplo del revuelo que está causando el fenómeno fintech, que ha traído consigo un sinfín de nuevos y abrumadores términos: insurtech, machine learning, el mismo blockchain... ¿En qué consiste exactamente esta evolución fintech? ¿Es una burbuja o realmente está generando valor?
Si bien fintech es un término nuevo, que se define como el maridaje entre las finanzas y la tecnología, la industria bancaria ha sido el mayor comprador de tecnología de la información desde mediados de los años 90 del siglo XX. Sin embargo, en lugar de proveer nuevos servicios financieros, la banca tradicional se ha aferrado a las fuertes barreras de entrada para mantener su predominancia en el mercado.
Pero el escenario ha cambiado. La masificación de Internet y los smartphones, la aparición de nuevas tecnologías con inmenso potencial para reducir costes, la flexibilización regulatoria y los cambios demográficos han facilitado la entrada de nuevos actores disruptores, las fintech.
La llegada de estos nuevos agentes no solo ha beneficiado al usuario final, sino también a las empresas, para las que los bancos han dejado de ser el único punto de acceso al sistema financiero. Las fintech ofrecen una gran variedad de soluciones para las pymes, desde nuevos mecanismos de financiación asequible hasta medios de pago más rápidos
y eficientes e incluso una mejor relación con sus clientes.
A partir de numerosas entrevistas con directivos de fintech y su participación en grupos de investigación sobre este tema, describimos a los jugadores de esta revolución y analizan qué ventajas pueden aportar los nuevos modelos de negocio generados por las fintech a empresas de todos los sectores.
El ecosistema "fintech"
En el centro del dinámico escenario fintech se encuentran los consumidores. Son personas y empresas cada vez más formadas en aspectos tecnológicos y menos leales a los proveedores de servicios financieros tradicionales.
Después topamos con las fintech propiamente dichas, startups con un gran carácter emprendedor e innovador que entran en el terreno de juego con la intención de descentralizar los servicios financieros y capturar parte de su cuota de mercado. Han sido capaces de ofrecer servicios más económicos y flexibles, cautivando así a la nueva generación de mileniales y obligando a los actores tradicionales a ponerse al día y reinventar sus modelos de negocio. De hecho, un estudio de PwC pone de relieve que las empresas tradicionales del sector financiero creen que las fintech están ofreciendo soluciones de pago al 84% de sus clientes, servicios de transferencias al 68% y seguros al 38%.
Nos encontramos luego con los desarrolladores de tecnología. Ponen al alcance de las startups plataformas digitales y tecnologías como la inteligencia artificial, la analítica de datos o el cloud computing, entre otras. Esto ha simplificado mucho el desarrollo de soluciones a los nuevos entrantes.
Aparecen, además, las grandes plataformas, como Google, Amazon, Facebook y Apple, que han sabido aprovechar los datos que acumulan de las diversas actividades de sus clientes para ofrecer nuevos servicios. Al poseer la experiencia y la escala de la que carecen las pequeñas fintechs, las grandes plataformas se han convertido en un competidor quizá aún más inquietante para las empresas tradicionales, en particular para los bancos. De hecho, parecen estar creando su propio ecosistema digital autosuficiente y podrían bien convertirse en los bancos del futuro.
Tenemos también las empresas tradicionales. Frente a la incipiente amenaza de pérdida de cuota de mercado, han estado reevaluando sus modelos de negocio y creando nuevas estrategias competitivas y de innovación.
Por encima de todos estos actores se sitúan los gobiernos. Vigilan atentamente el proceso autoridade cambio acelerado en el mundo financiero e intentan encontrar la regulación adecuada para controlar a las nuevas empresas —que tan beneficiosas parecen ser para los consumidores— sin sofocarlas con la legislación.