IESE Insight
Cuatro ventajas de las cada vez más populares ‘benefit corporations’
Las sociedades de beneficio e interés común (SBIC) gozan de reconocimiento y ventaja competitiva, además de generar confianza sin renunciar a los beneficios económicos.
La marca de ropa Patagonia dona el 1% de sus ventas anuales a causas benéficas. Su propósito, salvar el planeta, la ha llevado a convertirse en una sociedad de beneficio e interés común (SBIC) o benefit corporation (BC). También lo es la californiana Toms, que opera bajo el modelo "one-for-one": por cada par de zapatos que vende, dona otro a un niño necesitado dentro de su red de organizaciones benéficas. Ambas empresas priorizan objetivos sociales y medioambientales y ponderan en sus decisiones su impacto en todos los grupos de interés sin comprometer la generación de beneficios económicos.
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Este tipo de organizaciones está creciendo significativamente en los últimos años gracias a su reconocimiento legislativo en cada vez más países. En “Benefit corporations y sociedades de beneficio e interés colectivo: un movimiento en auge”, Bruno Martínez y el profesor del IESE Joan Fontrodona, titular de la Cátedra CaixaBank de Sostenibilidad e Impacto social, analizan la evolución, características y ventajas de las BC.
El auge de las benefit corporation
Pese a que las BC surgieron en Estados Unidos y se reconocieron en varios de sus estados, el primer país del mundo en ofrecer este estatus legal en todo su territorio fue Italia en 2016; el reconocimiento de las società benefits se ha traducido en un crecimiento exponencial de este tipo de entidades, hasta las 2.626 registradas en 2022, un 839% más respecto a 2018. En Francia, desde 2019 es posible registrarse como enterprises à mission. Desde entonces, este modelo de empresa ha pasado de 17 entidades y 18.000 empleados a más de 1.000 compañías y 660.000 empleados en 2022. En España se reconocen desde septiembre de 2022.
En Latinoamérica, Colombia, Ecuador, Perú y Uruguay ya cuentan con esta figura. En el continente africano, únicamente están reguladas en la República de Ruanda.
Características de las benefit corporation
Si bien cada uno de los países que han aprobado una regulación legislativa para estas entidades lo ha hecho de un modo particular, incluso con una terminología propia distinta a la de las BC estadounidenses, estas empresas presentan toda una serie de rasgos comunes:
Van más allá de los intereses de los accionistas. Su propósito es generar un impacto positivo en la sociedad y/o el medioambiente, beneficiando tanto a las generaciones presentes como futuras. Existen muchas formas de hacerlo: proveer bienes a comunidades de bajos recursos, promover oportunidades económicas, preservar el ecosistema, mejorar la salud humana, fomentar las artes y ciencias o incrementar el flujo de capital hacia entidades con fines públicos, por ejemplo.
Deciden teniendo en cuenta a todas las partes. Las leyes y estatutos regulan que todos los grupos de interés tengan el mismo peso, a menos que la empresa decida priorizar alguno con el fin de cumplir con su propósito de beneficio público general o específico.
Proveen informes detallados sobre su desempeño en relación con su propósito. Estos informes deben adherirse a un estándar que aborde cuestiones sociales y ambientales. Cada empresa es libre de escoger la evaluación que considere más adecuada, siempre que cumpla con los criterios de integridad, credibilidad, independencia y transparencia. Entre los estándares más comunes figuran la Global Reporting Initiative (GRI), la ISO 26000 y la certificación B Corp. Esta última es otorgada por B Lab, la organización líder en la promoción de marcos legislativos y regulaciones para el reconocimiento de las benefit corporations. Aunque no es necesario que una BC esté certificada como B Corp, en jurisdicciones donde esta estructura está reconocida legalmente, el proceso de certificación B Corp lleva a las empresas a adoptar el estatus de benefit corporation. Curiosamente, Australia y Canadá suman casi un 20% de las B Corp de todo el mundo pero carecen de un marco regulatorio específico para las benefit corporation, al igual que sucede en Portugal y Suiza, cuyos entornos empresariales están comprometidos con la transformación sostenible.
Razones por las que plantearse una sociedad de beneficio e interés común
Registrarse como una benefit corporation puede aportar aspectos muy positivos al negocio a largo plazo:
- Reconocimiento y compromiso. La inclusión de los propósitos sociales y medioambientales en los estatutos de una BC acredita su alto nivel de compromiso y responsabilidad a ojos de inversores de impacto y administraciones.
- Diferenciación. En un contexto donde cada vez se exige mayor responsabilidad a las compañías, su reconocimiento como BC las identifica claramente ante los clientes y consumidores, destacándolas en el mercado. Además, este estatus resulta atractivo para las generaciones más jóvenes, que valoran muy positivamente la responsabilidad social y ambiental de las empresas en las que desean trabajar.
- Transparencia y confianza. El compromiso de las BC por ser transparentes las hace más confiables para todos los grupos de interés. La rendición de cuentas por imposición legal y a través de estándares verificados asegura la fiabilidad de la información compartida, un aspecto clave para clientes e inversores exigentes.
- Beneficios económicos. Operar como BC no solo no compromete el rendimiento económico de la empresa, sino que lo favorece. Y esta ventaja no hará sino crecer, porque, al ser identificadas como empresas que cumplen rigurosamente con las nuevas exigencias de los consumidores e inversores sostenibles, mejorará su rendimiento financiero.
El modelo de las benefit corporations facilita la transición hacia un mundo más sostenible, allanando el camino y proporcionando herramientas prácticas para que las empresas se conviertan en agentes de cambio.
En la revista de IESE Business School Insight #155 sobre Gobierno Corporativo puedes obtener más información sobre el aumento de las benefit corporations en EE.UU. desde su reconocimiento legal en 2010, junto con otros paradigmas de gobernanza cambiantes que priorizan el propósito más allá del beneficio. En todo caso, las tendencias descritas en este informe no han hecho sino intensificarse desde la pandemia de 2020.