IESE Insight
Un nuevo modelo para la Barcelona del siglo XXI
Barcelona debe romper con su modelo de negocio tradicional "basado en mano de obra barata, tecnología importada y mercado protegido" y solucionar su falta de centralidad política y geográfica en España y Europa.
La globalización impulsa la competencia internacional entre las ciudades y la crisis económica la agudiza. En este contexto, Barcelona necesita una estrategia adecuada para competir con garantías y superar los retos de la globalización. Entre los activos que le pueden ayudar a conseguir este objetivo, explica el profesor Xavier Vives, destaca una diversificada base industrial y de servicios, gracias a la cual depende menos de la construcción y el sector inmobiliario que el resto de España.
Su tradición empresarial emprendedora incluye un segmento de empresas dinámicas orientadas hacia el exterior que, aunque de tamaño limitado, constituye un vector importante para salir de la crisis.
La capital catalana se beneficia además de su apertura a flujos de capitales y de comercio; su carácter de centro de comercio para España, con un importante potencial logístico en el Mediterráneo; y un nivel aceptable de capital humano.
El autor subraya asimismo que en la capital catalana se empiezan a desarrollar centros de investigación y enseñanza de excelencia internacional y recuerda que la marca Barcelona es fuerte internacionalmente como sinónimo de calidad de vida (gracias a una ubicación y clima privilegiados) y ocio (debido a su amplia oferta en esta categoría).
Sin embrago, advierte el profesor del IESE, estos valores se acompañan de debilidades. La crisis económica ha desvelado importantes cuellos de botella en infraestructuras. Otros problemas a tener en cuenta son su escaso nivel de innovación, que tiene su origen en la falta de inversión sostenida; una política de I+D fragmentada; la excesiva burocratización de la universidad y el sistema científico; la baja productividad de su tejido corporativo; la ausencia "con escasas excepciones" de multinacionales de raíz local; y un bajo nivel de conocimiento del idioma inglés. Estas debilidades se suman a determinados problemas existentes en el conjunto del Estado, como las rigideces del sistema español de relaciones laborales; la falta de competencia en los servicios; ineficiencia del sistema educativo y de la formación profesional y un uso poco eficaz de la energía.
La crisis económica puede servir para potenciar sus fortalezas y superar sus debilidades. Ciertamente, implicará un ajuste doloroso debido a la importancia industrial de la Región Metropolitana de Barcelona (RMB) al imponer una reestructuración de las empresas, sobre todo en las medianas y pequeñas. Pero también representa una oportunidad para reorganizar la base industrial y los servicios, e inducir un aumento sostenible de la productividad.
El profesor Vives constata que la ciudad no puede apostar sólo por el turismo y el modelo de ciudad ocio. Tiene que hacerlo también por la industria y los servicios avanzados, rompiendo de ese modo con el modelo de negocio tradicional, derivado del período autárquico de mano de obra barata, tecnología importada y mercado protegido.
Liderar la Euroregión
Ahora bien, para favorecer el crecimiento de la productividad, el conocimiento y la innovación la ciudad debe pensar en términos de euroregión. Barcelona, que "tiene la capacidad de liderar una euroregión en torno suyo", carece de centralidad económica en Europa, cuyo centro geoeconómico (conocido como la ''big banana'') se está desplazando hacia el Este.
Además, carece de centralidad política en España, lo que le resta atractivo como sede de empresas que necesitan estar cerca de organismos reguladores y de los grandes compradores públicos y de los servicios que los rodean.
En consecuencia, Barcelona necesita una estrategia regional dentro de España, de Europa y del mundo que fomente su capitalidad económica en las regiones inmediatas para liderar el entorno mediterráneo y fomentar su inserción ventajosa en la cadena de valor internacional.
Una condición es contar con el conjunto de su área metropolitana, lo que le permitirá alcanzar la economía de escala suficiente, mantener y ensanchar la diversificación y permitir la experimentación en áreas distintas. Otra clave es conseguir una infraestructura de transportes y comunicaciones capaz de conectar el eje mediterráneo con el sur de Francia.
El profesor Vives defiende que Barcelona debe inspirarse en el espíritu que originó el Ensanche. Ildefonso Cerdà, su creador, dejó a la ciudad un legado de estructura, flexibilidad y racionalidad colectiva que es necesario preservar como su principal elemento vertebrador.
Este legado apunta algunos elementos en clave de futuro. Por ejemplo, su capacidad de acoger un distrito tecnológico como 22@, que prueba la necesidad de tener ambición, fijar objetivos y mirar a largo plazo, al tiempo que muestra el gran rendimiento de tener y poner en práctica ideas innovadoras.
Como hizo Cerdá en su dia, la RMB ha de pensar a largo plazo y con ambición en términos de estrategia regional, de infraestructura física y de capital humano, concluye el profesor Vives.