IESE Insight
Lecciones de la banca islámica para el sector
Algunas prácticas de los bancos islámicos les han permitido sortear mejor la crisis. Los autores extraen algunas lecciones útiles para la banca convencional.
Por Alberto Ribera, Veit Etzold y Philipp Wackerbeck
Mientras gobiernos, bancos centrales e instituciones financieras internacionales siguen lidiando con los efectos de la reciente crisis financiera, va instalándose el consenso de que el sector financiero mundial ha de cambiar radicalmente para que no se repitan los acontecimientos de 2008. Por ejemplo, el Gobierno británico sopesa una revisión completa de sus regulaciones financieras para septiembre de 2011, que pasarán a exigir a los bancos una mayor capitalización y la separación parcial entre la banca minorista y la de inversión. Incluso Estados Unidos, cuna de muchos de los activos inmobiliarios tóxicos, seguros de impago de deuda (credit default swaps) y otros instrumentos derivados que precipitaron la crisis, parece haberse convencido de la necesidad de una regulación más estricta.
No cabe duda de que se cometieron graves errores y de que hay que aprender de ellos. ¿Pero en quién deberían inspirarse bancos, gobiernos y reguladores? Tal vez podrían empezar estudiando los bancos que mejores resultados han tenido desde la crisis, muchos de los cuales, irónicamente, se consideraban los “peores alumnos” en 2006, en pleno apogeo de la burbuja inmobiliaria, tal y como han puesto de manifiesto Andrea Beltratti y René Stulz en un documento de investigación del National Bureau of Economic Research.
Uno de los segmentos cuyos resultados han superado sistemáticamente a los de la mayoría de entidades del sector es el de los bancos islámicos. Aunque todavía constituye una parte muy pequeña del sistema financiero mundial, la banca islámica ha disfrutado de un crecimiento anual de dos dígitos incluso en los peores
años de la desaceleración económica.
Ahora que muchas instituciones financieras internacionales tratan de recapitalizarse y reducir sus operaciones de riesgo, tal vez podrían aprender algunas cosas de sus homólogos islámicos, más prudentes.
Después de todo, a diferencia de la mayoría de entidades convencionales, incluidas muchas de las cooperativas de crédito estadounidenses y cajas de ahorro europeas, los bancos islámicos no se abandonaron a las prácticas dudosas que precipitaron la crisis del sistema financiero mundial.
Debido a las limitaciones autoimpuestas por sus valores religiosos, ni realizaron préstamos irresponsables ni especularon en los opacos mercados de derivados.
Mientras muchos bancos occidentales se las ven y se las desean para recapitalizarse y cumplir así los requisitos de reservas de los acuerdos de Basilea III, la mayoría de los islámicos están mejor preparados gracias su mayor base de capital.
Seguramente habrá quien se quede perplejo ante nuestra sugerencia de que un modelo bancario influido en gran medida por un credo religioso pueda tener que enseñar algo a la banca laica occidental, que ha dominado las finanzas mundiales durante tantos años. Nada más lejos de nuestra intención afirmar que la banca islámica es la panacea de todos los males financieros del mundo. También afronta dificultades importantes, de las que hablaremos más adelante. Sin embargo, como sucede en todos los sectores, nunca está de más estudiar y aprender todos los casos de mejores prácticas.
Pensemos en Barclays Bank. Es una de las instituciones financieras más antiguas del mundo y ha sobrevivido a tres siglos de crisis financieras. Fundada por los cuáqueros en 1690, creció hasta convertirse en el centro de una red bancaria cuáquera más amplia basada en valores como “la honestidad, la integridad y
la sencillez en las operaciones”. Como explica el historiador Richard Saville, su premisa fundacional fue: “La riqueza se acumulaba poco a poco y se podía perder fácilmente”.
También la banca islámica ha podido librarse de los peores efectos de la crisis financiera inspirándose en sus valores religiosos.
Partiendo de nuestra amplia experiencia como asesores, en este artículo analizaremos cómo dichos valores han influido en algunos de los insólitos productos y servicios que ofrecen estas entidades. Nuestro estudio abarca el diseño de estrategias de entrada en el mercado y la reestructuración de los bancos islámicos
desde el sureste asiático hasta el golfo Pérsico y desde Turquía hasta Reino Unido, así como el desarrollo de una oferta que cumple los principios de la sharia y de estrategias de banca islámica para empresas europeas.
También analizaremos algunas de las dificultades que deberá superar el sector para alcanzar la mayoría de edad. Después de todo, comparada con su homóloga occidental, la banca islámica está aún en sus primerías.
Una versión de este artículo se publica en la revista IESE Insight 10 (T3 2011).
Este contenido es exclusivamente para uso individual. Si deseas utilizar este material en clase, puedes adquirir las copias que necesites tanto de "Lecciones de la banca islámica para el sector" (ART-2012) como de la revista completa en formato PDF mediante IESE Publishing.